2021, año de desmadre en mercados, valores y accionistas
2021 deja fenómenos y desafíos para los reguladores como la fe ciega en el coche eléctrico, la irrupción de las redes sociales en la inversión con el caso GameStop y nuevas fórmulas de OPV, las SPAC, que han acabado en su mayoría en fiasco
Culpan al exceso de liquidez de buena parte de los males potenciales de los mercados financieros. También se achacan a esa facilidad para conseguir dinero a muy bajo coste las alzas del sector inmobiliario, en buena parte de Europa Central y Estados Unidos. Las Bolsas mundiales siguen sin posible competencia y los mercados de deuda continúan intervenidos por unos compradores que no han fallado en todo el año: los bancos centrales.
Pero en este contexto de por sí excesivo se han conocido en 2021 nuevos desmadres bursátiles y se ha asistido al nacimiento de nuevas tendencias que han traído la sorpresa al mundo del dinero. Buena parte de estos fenómenos son cuantificables, como ocurre con la ebullición en Bolsa de los fabricantes de coches eléctricos. La confianza sigue en máximos, ajena a las valoraciones totalmente disparatadas de Tesla y de Rivian, un caso reciente y aún más extremo, en un ejercicio de creencia en el futuro del coche eléctrico casi más propio de las religiones.
Otro fenómeno fácilmente cuantificable ha sido el de las salidas a Bolsa de SPAC. En el primer trimestre del año estos vehículos diseñados exclusivamente para comprar empresas captaron 6.000 millones de dólares, una cuantía que ha descendido a los 1.200 millones en la segunda mitad del año a punto de terminar. Su auge, sobre cuyos riesgos advirtieron los reguladores estadounidenses, ha derivado en un mal comportamiento bursátil que hace temer por la continuidad de los estrenos de estos cascarones vacíos que salen a cotizar.
Pero el fenómeno bursátil más curioso se producía a comienzo de año con el caso GameStop, que combina elementos propios de la era de internet, de las redes sociales, de la abundancia de liquidez y de la supuesta gratuidad de comisiones en la operativa bursátil.
GameStop: Cuando los pequeños arrinconaron a los 'hedge funds'
Ha sido, tal vez, la noticia del año en las Bolsas. Los pequeños inversores decidieron apoyar las acciones de una firma de tiendas de videojuegos, GameStop, provocando cuantiosas pérdidas a fondos bajistas que se habían colocado cortos en estas acciones. Un fenómeno extremo de la llamada gamificación de la inversión (tan frecuente en el mundo de los criptoactivos) y que provocó la reacción de la respetable sociedad financiera y de sus supervisores: los pequeños inversores se rebelaban contra los señores del dinero. El fenómeno se explica en gran parte en la confluencia de plataformas y foros de internet. Reddit es una plataforma que recoge una colección masiva de foros, donde las personas pueden compartir noticias y contenido, además de comentar las publicaciones de otras personas. WallStreetBets es el foro de Reddit que estuvo detrás de la subida de las acciones de GameStop y donde los participantes discuten sobre activos financieros. Y, por último, aparece Robinhood, una plataforma gratuita (sin comisiones) de compraventa de acciones, criptomonedas, ETF u oro. Este mismo mes de diciembre Reddit ha dado sus primeros pasos para cotizar en Bolsa.
Desde el foro WallStreetBets, que cuenta con 2,9 millones de participantes, se lanzó en enero pasado una campaña de compra de GameStop y el valor pasó de los 16 a los 323 dólares, provocando además la compra de acciones por parte de los fondos bajistas. Se estima que estos fondos perdieron 5.000 millones de dólares. Melvin Capital, uno de los fondos bajistas, necesitó una inyección de capital de 2.750 millones de dólares. Los títulos de GameStop cotizan en los 158 dólares y la acción ha subido el 918% en un año. GameStop, presente en cuatro continentes con más de 3.000 tiendas –con gran presencia en EE UU– continúa como una empresa con futuro incierto debido a las nuevas tendencias de compras online y a la paralización que representó en 2020 la pandemia.
Tesla: La fiesta alcista sigue pese a los más agoreros
Las acciones del fabricante de automóviles eléctricos Tesla subieron en 2020 un 695%, rompiendo los esquemas de muchos analistas que ven desconcertados cómo la Bolsa está dispuesta a valorar cada uno de sus vehículos fabricados en 900.000 dólares. Pero en este 2021 y después de tocar un máximo en su cotización de 1.252 dólares por acción, –superando el billón de capitalización– el saldo anual, hasta el momento, es una subida de casi el 40%, con la acción rondando los 1.000 dólares. La firma presidida por el polémico Elon Musk es la automovilística más valiosa del mundo, por encima de gigantes como Toyota, General Motors o Volkswagen.Los últimos resultados del tercer trimestre del año hablan de crecimientos también asombrosos. Los beneficios netos de Tesla aumentaron un 389% en el tercer trimestre del año, a 1.618 millones de dólares, lo que sitúa la cifra en los nueve primeros meses de 2021 en 3.198 millones de dólares, aunque una buena parte hay que atribuirlos a su negocio de generación y almacenaje de energía.
Pese a que Goldman Sachs la sitúa en la lista de las empresas estadounidenses con mayor discordancia entre su cotización y las estimaciones de los analistas, el propio banco estadounidense le da un precio objetivo de 1.125 dólares en el plazo de 12 meses. Una visión que contrasta con la de analistas como Ryan Brinkman, de JP Morgan, que sigue recomendando una venta activa de las acciones de Tesla y fija su precio en 160 dólares o Patrick Hummel, de UBS, que la valora en 660 dólares y recomienda mantener y, por último, Dan Levy, de Credit Suisse, para quien invertir en Tesla puede no ser la mejor inversión y valora la acción en 830 dólares. Visiones que chocan con la de New Street Research que ve la acción en 1.580 dólares o los 1.428 de Wallet Investor. De momento, los más recatados se pierden las ganancias de Tesla: en 10 años cotizados ha rentado cerca del 6.300%.
Rivian: La mayor OPV de Wall Street, tras los pasos de Tesla
En el haber de la firma automovilística Rivian destacan la presencia en su capital de Amazon (22,4%), Ford (12%) y la gestora de fondos TRowe (19%) y un pedido de 100.000 camionetas de reparto para su mayor accionista. En su debe, la fabricación de solo 180 furgonetas (156 vendidas a sus propios empleados) este año, la ruptura del acuerdo de fabricación conjunta con Ford de furgonetas eléctricas y, como la propia Rivian ha comunicado al organismo supervisor estadounidense (SEC), la imposibilidad de precisar cuándo llegarán los beneficios a esta firma que fabrica en Illinois. La empresa ha anunciado que tiene capacidad en 2022 para entregar 150.000 vehículos.Un bagaje tan escueto no le ha impedido protagonizar la salida a Bolsa más importante de Estados Unidos durante este año y que el mercado valore cada una de las 25.000 furgonetas que tiene previsto construir en 2022 a cerca de 3,5 millones de euros. La firma capitaliza en Bolsa 87.000 millones de dólares.
Tras su estreno el pasado noviembre con una subida del 30% el primer día y las alzas posteriores, llegó a tocar un máximo de 129 dólares la acción. Pero pronto aparecieron recortes a tanto exceso. Ahora cotiza en torno a los 97 dólares. Las positivas valoraciones hacia el mundo de los coches eléctricos llevan a esta compañía a situarse en valor en Bolsa por encima de gigantes consagrados como Ford o General Motors. Los analistas de Goldman Sachs sitúan su precio objetivo en 97 dólares, niveles en los que mueve actualmente, y desde Renta 4 recuerdan el fiasco de la firma de camiones eléctricos Nikola, tras descubrirse que la información dada a los inversores no era del todo correcta. Pero para estos analistas, “la presencia de inversores tan importantes en el accionariado de Rivian nos hace descartar que vaya a entrar en esquemas de prácticas dudosas como las que caracterizaron a Nikola en su inicio bursátil”, explican.
SPAC: Los riesgos probados de dar un cheque en blanco
El mundo financiero había encontrado un nuevo Eldorado con la proliferación de las SPAC (special purpose acquisition companies) en los mercados estadounidenses. La nueva forma de salir a Bolsa consistía en entregar dinero para una nueva sociedad vacía que posteriormente adquiriría con esos recursos empresas enteras o parte de ellas. Como reclamos, un prestigioso financiero y no pocas veces algún famoso deportista o actor para impulsar el proyecto. Una forma también de que el inversor particular participase en el modo de invertir del capital riesgo, coto reservado para las grandes fortunas.Las SPAC también crearon gran expectación al otro lado del Atlántico y la propia CNMV española buscaba fórmulas para encajar jurídicamente este fenómeno en la legislación española. Es más, AZ Capital ya tiene su primera SPAC cotizando en el Euronext. Wallbox, la firma española de cargadores eléctricos, cotiza en Nueva York mediante esta fórmula y Codere Online cayó en manos de la SPAC estadounidense DD3 Adquisition.
Pero el balance no ha sido muy positivo para los inversores en este año de euforia del vehículo de inversión, lo que ha llevado incluso a la SEC a considerar un endurecimiento de sus normas. De las 236 SPAC cotizadas en Estados Unidos, 134 registran pérdidas superiores al 50% y el índice que recoge a las 25 mayores empresas cotizadas con este sistema se deja el 38% en el año. Destaca la minera de oro Hicroft Minning Holding, con una pérdida del 92% desde sus máximos.
Tampoco les ha ido muy bien a aquellas SPAC que aún no han materializado compras de empresas y están a la espera de hacerlo. Según un trabajo realizado por la agencia Bloomberg, las 493 SPAC que siguen como cascarones vacíos han registrado una depreciación media del 50% de su valor. Esta pérdida de confianza ha ido acompañada de una reducción en el volumen de dinero captado.