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BBVA opta por una economía de crecimiento con riesgos controlables

Es una de las emergentes con mejores expectativas de crecimiento, con una estructura demográfica joven y un grado de penetración tecnológica muy intensa

CINCO DÍAS

BBVA empieza a dar destino a la impresionante cartera de recursos obtenidos por la venta de su filial norteamericana, una vez ajustada su plantilla y fijados los términos de remuneración a sus socios con una intensa recompra de acciones, decisiones que le han reportado el favor de los analistas bursátiles en los últimos meses y que ha tenido reflejo explícito en una revalorización de casi el 100% en los últimos 12 meses. Ahora ha decidido, en línea con su anuncio de consolidar posiciones en los mercados en los que ya operaba, la compra de la mitad del capital del banco Turkiye Garanti Bankasi que no posee, con una oferta pública de adquisición (opa) valorada en 2.250 millones de euros. La operación, saludada por el mercado con un descenso de más del 4% de las acciones del banco español, supone una apuesta clara por una economía emergente de fuerte crecimiento, pero en la que hay también más riesgos de los habituales en un mercado maduro.

El desempeño de la aventura de BBVA en Turquía ha sido siempre escrutado con lupa, puesto que se trata de una economía en la que la ortodoxia regulatoria no es precisamente un dechado de virtudes y donde la autonomía del banco central y la supervisión bancaria convierten a la industria financiera en una actividad cambiante. Pero no es menos cierto que la economía turca es una de las emergentes con mejores expectativas de crecimiento para los próximos lustros, con una estructura demográfica joven y un grado de penetración tecnológica muy intensa, seguramente los atributos imprescindibles para bancarizar a marchas forzadas una sociedad y convertirla en una fuente de generación de negocio muy sólida.

Siempre estará, además, la expectativa de entrada de Turquía en la Unión Europea, aunque tal posibilidad nunca ha pasado de la teoría, dados los vetos muy firmes de Francia y de Alemania. Entre tanto, como otras economías emergentes, el riesgo para la cuenta de resultados más explícito es el inherente a la divisa, que experimenta vaivenes bruscos con los simples movimientos de tipos de interés, y que muchas veces está en manos de decisiones políticas dirigidas desde la presidencia del país, y no alineadas con la conveniencia financiera.

Los gestores del banco español estiman que la operación, pendiente de autorizaciones, generará valor para los accionistas y tendrá un consumo muy limitado de capital, en un mercado que ya es el tercer foco geográfico de generación de beneficios de BBVA. En definitiva, la aventura, iniciada hace años, tiene riesgos, pero ciertamente controlados, y las oportunidades de negocio aparentemente los compensan sobradamente.

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