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Cumbre del Clima
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Cambio Climático

La COP 26 se flexibiliza con los combustibles fósiles y pide más inversión verde

El borrador de las decisiones de la cumbre critica que no se ha alcanzado la meta de 100.000 millones para el financiamiento contra el cambio climático

Manifestante frente a la COP26 en Glasgow
Manifestante frente a la COP26 en GlasgowAFP
Luis Alberto Peralta

La cumbre climática COP26 está llegando a su fin. Tras 13 días de negociaciones en Glasgow, Escocia, los líderes mundiales se aproximan hacia un consenso sobre las nuevas medidas que tomarán para mitigar el cambio climático. Un segundo borrador de los posibles acuerdos de la cumbre, publicado este viernes, da luces sobre la dirección que tomará la política climática mundial en los próximos años, con el objetivo de limitar el promedio de aumento de temperatura global a 1,5º. Su contenido, que tendrá que ser refrendado por 197 países y está marcado por un fuerte tinte económico, está enfocado en el aumento de la inversión verde, aunque destaca también una desescalada en el lenguaje respecto a la reducción del uso de combustibles fósiles respecto a borradores anteriores.

Para muchos ecologistas, el resultado ya es decepcionante. El último documento pide que los países aceleren "la eliminación progresiva de la energía del carbón y de los subsidios ineficientes para los combustibles fósiles", en contraste con una versión anterior que pedía que "aceleren la eliminación gradual del carbón y los subsidios para los combustibles fósiles". Esta enmienda en el lenguaje, que puede parecer trivial pero a nivel diplomático es trascendente, ha sido criticada por organizaciones ambientalistas de todo el mundo. A este enfoque se han opuesto también una parte importante de los representantes, entre ellos el enviado especial de Estados Unidos para la crisis climática, John Kerry, que ha insistido en que se debe "eliminar los subsidios al combustible fósil". 

Entre los principales detractores de esta moderación están la ONG Global Witness y Greenpeace, que ya habían acusado a un “lobby de los combustibles fósiles” de querer influir sobre el avance de la cumbre hacia una descarbonización más radical: “La presencia de cientos de personas a las que se les paga para impulsar los intereses tóxicos de las empresas contaminantes de combustibles fósiles solo aumentará el escepticismo de los activistas climáticos que ven estas conversaciones como una prueba más de la vacilación y el retraso de los líderes mundiales" ha criticado Murray Worthy, líder de la campaña contra los combustibles fósiles de Global Witness, que ha afirmado que la industria tiene unos 503 lobbistas en la cumbre, un número mayor a cualquier otro contingente.

Por otra parte, más de un 30% de los puntos del preacuerdo tienen tinte económico y están enfocados en la extensión del financiamiento de para la lucha contra el cambio climático. En este sentido, el preacuerdo hace hincapié en la urgencia de ampliar “la financiación, la creación de capacidad y la transferencia de tecnología” para reducir la vulnerabilidad global al cambio climático.

El documento enfatiza que no se ha cumplido con el objetivo de invertir conjuntamente 100.000 millones de dólares para mitigar el cambio climático. Según el plan financiero de la COP 26, para fines de 2019 solo se había llegado a 79.600 millones, siendo el objetivo 100.000 millones para 2020. En este sentido, el objetivo de inversión se ha reprogramado para 2025, aunque se proyecta que podría ser alcanzada en 2023. El borrador también exhorta a los “países desarrollados, bancos multilaterales de desarrollo y al sector privado” extender el apoyo económico a los países en desarrollo para enfrentar al cambio climático.

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