Rentabilidad para la jubilación: desde los planes de pensiones a los fondos de inversión
¿Cuál es la mejor fórmula de inversión para cuando dejemos de trabajar?
El debate sobre la rentabilidad de los planes de pensiones y si son el mejor producto de ahorro para la jubilación vuelve a estar sobre la mesa en un año en el que el tope máximo para aportar al plan se ha reducido a los 2.000 euros -desde los 8.000 euros- y en el que, si se aprueban los Presupuestos Generales para 2022, ese nuevo límite se reducirá aún más para el año que viene. Es decir, en 2022, la cuantía máxima a aportar y sobre la que nos vamos a poder deducir en nuestro IRPF será de 1.500 euros en los planes de pensiones individuales.
En este escenario, ¿sigue siendo rentable apostar por los planes de pensiones para la jubilación?
La respuesta es que continúan siendo un buen producto para invertir para cuando dejemos de trabajar, pero, en muchos casos, será necesario complementar esa inversión con otros productos. ¿Cómo lo hacemos?
Como explica Lucía Pérez de Villaamil, del departamento de Asesoramiento patrimonial de Abante, cualquier persona que quiera ahorrar e invertir para su jubilación lo primero que debe hacer es acudir a un asesor financiero que le ayude a realizar un ejercicio de planificación financiera para responder a preguntas que son básicas y necesarias antes de ponernos a hablar de un producto en concreto. ¿Cuáles son mis objetivos para cuando deje de trabajar? ¿Qué voy a querer hacer en esta etapa vital? ¿Cuánto puedo ahorrar y qué cantidad puedo destinar a la jubilación? ¿Voy a querer rescatar todo mi dinero de golpe o me interesa hacerlo poco a poco? ¿Con qué perfil de riesgo estoy cómodo?
Responder a todas estas cuestiones nos va a ayudar a tener una foto global y una visión de largo plazo que nos va a permitir saber qué estrategia de inversión es la que se ajusta a nuestras necesidades y objetivos vitales y, en consecuencia, en qué tipo de productos nos conviene invertir. Y es que, como señala, Pérez de Villaamil, “el mejor producto siempre será el que mejor encaje en nuestro proyecto vital y en nuestra estrategia de ahorro para la jubilación”.
Entonces, planes de pensiones: ¿sí o no?
“Los planes de pensiones bien invertidos siempre nos van a ayudar en nuestra jubilación”, explica Pérez de Villaamil que pone el acento en la importancia de buscar buenos planes de pensiones, rentables, de calidad y con consistencia en la gestión, en lugar de fijarnos en las bonificaciones o en los regalos que suelen proliferar en esta temporada entre las principales entidades.
En este sentido, una de las primeras cosas que deberíamos hacer es desterrar uno de los mitos que van asociados al ahorro para la jubilación y que nos perjudica enormemente: no tenemos que ser conservadores sí o sí. De hecho, normalmente, cuando invertimos para esta etapa es cuando más horizonte temporal tenemos por delante -si lo hacemos con tiempo-, por lo que podemos aprovecharnos de ese largo plazo para ser más agresivos con nuestras inversiones -invirtiendo más en renta variable- y poder así capturar todas las subidas del mercado y recuperarnos de los momentos de caída porque, como destaca Marta Campello, socia y gestora de fondos en Abante, la bolsa en el largo plazo siempre paga.
Otro factor relevante a tener en cuenta es la fiscalidad porque, aunque ahora la cuantía máxima deducible se haya reducido, debemos recordar que no se ha eliminado. El diferimiento fiscal sigue existiendo, por lo que podemos seguir aportando y deduciéndonos sobre esa aportación -y según nuestro tipo marginal- en nuestro IPRF cada año y reinvertir en otro producto lo que nos está devolviendo Hacienda.
Así, Pérez de Villaamil explica que una buena fórmula puede ser complementar la inversión en planes de pensiones con una cartera de fondos de fondos, que son un producto eficiente y transparente, que nos permite diversificar nuestra inversión -tanto por tipo de activo, sector, gestor y área geográfica- de una forma especializada y profesional. Además, tanto el plan de pensiones como el fondo de fondos nos permite ir cambiando nuestra inversión cuando queramos, es decir, podemos pasar nuestros derechos consolidados de un plan a otro y lo que tengamos en un fondo a otro fondo sin tener que pagar impuestos. Esto nos da flexibilidad y nos permite ir modulando nuestro nivel de riesgo a medida que nos acerquemos a la edad de jubilación o por si nuestras circunstancias cambien.
Y es que durante todos esos años en los que estamos invertidos pueden cambiar muchas cosas. Nuestros planes, metas, objetivos... nuestro proyecto biográfico puede ser otro distinto y la fiscalidad y los límites a las aportaciones, como estamos viendo, también pueden cambiar, por eso es fundamental que en este proceso estemos acompañados por un asesoramiento financiero especializado y a la medida.