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Esports
Tribuna
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'Gamers' profesionales y la Ley Beckham

Podrían acogerse al régimen aplicable a los trabajadores desplazados ya que España no ha reconocido a los esports como deporte

Getty Images
Getty Images

El sector de los esports ha experimentado un crecimiento exponencial en los últimos años, y no sorprenderá a nadie la afirmación de que esta industria será una de las que más crezca en los años venideros. Datos recientes del sector pronostican más de 640 millones de viewers a nivel mundial en 2023 y una facturación superior a los 1.500 millones de dólares. Este dato de crecimiento, unido al hecho de que prácticamente la totalidad de consumidores de plataformas como YouTube o Twitch se encuentran en la franja de edad de 16 a 35 años, confirma la buena situación en la que se encuentra el sector.

A pesar de todo, en España los esports aún no han sido reconocidos oficialmente como deporte, y parece que nos vamos quedando un poco atrás en relación con los países de nuestro entorno. Italia, Finlandia, Rusia y Ucrania ya han dado pasos importantes en el reconocimiento de los esports como deporte oficial. Algo más lejos, hace unos días, la Federación Tailandesa de Deportes Electrónicos (TESF)anunció que los esports serán reconocidos como deporte profesional en el país.

En vista de lo anterior, y dado que España aún no ha reconocido a los esports oficialmente como deporte, se hace difícil pensar que los pro gamer puedan caer bajo la categoría de deportistas profesionales. Pero pensemos por un momento que España se decidiera, al igual que otros países, a incluir a los esports como deporte profesional.¿Cómo podría afectar este cambio de estatus a la fiscalidad de los jugadores?

Hoy en día, una persona que cumpla con los requisitos recogidos en el artículo 93 de la Ley del IRPF, podría acogerse al régimen especial aplicable a los trabajadores desplazados a territorio español y, de esta forma, beneficiarse de las particularidades y el potencial ahorro fiscal que ofrece la llamada Ley Beckham.

Este ahorro viene dado principalmente por la tributación bajo las reglas del Impuesto sobre la Renta de no Residentes, si bien el contribuyente mantendrá la consideración de residente fiscal en España.

Para ilustrar el caso pondremos el ejemplo de un jugador residente en el extranjero, que es fichado por un club español y, como consecuencia de ello, se desplaza a España para desarrollar su actividad. Sujeto al cumplimiento de los requisitos legales, esta persona podría tributar bajo un sistema que permite dejar fuera de tributación en territorio español las rentas de fuente extranjera y tributar a un tipo fijo del 24% por las rentas de fuente española. Indudablemente, la existencia de un régimen de este tipo supone un incentivo muy importante para la atracción de talento extranjero. Puede darse el caso incluso, de que el aspecto fiscal constituya un factor decisivo a la hora de aceptar una oferta en España en lugar de fichar por un club extranjero.

Fijémonos ahora en los requisitos legales para solicitar este régimen; más en concreto, en el requisito que establece que el desplazamiento a territorio español debe darse como consecuencia de un contrato de trabajo. Si bien el nombre que coloquialmente se ha dado al régimen especial y que hace referencia a un conocido futbolista podría dar lugar a equívoco, pues en la actualidad se excluye expresamente de su ámbito de aplicación a deportistas profesionales.

El reconocimiento de los esports como deporte oficial supondría que la relación de los gamers con los clubes se rigiera por la normativa específica que regula la relación laboral especial de los deportistas profesionales, y que los define como aquellos que se dedican voluntariamente a la práctica regular del deporte dentro de la organización de un club o entidad deportiva, a cambio de una retribución.

Dejando a un lado el debate sobre si los esports son o no un deporte y sobre el tipo de relación jurídica que debe regir las relaciones entre jugadores y clubes, lo cierto es que la consideración de los gamers como deportistas profesionales implicaría suprimir la alternativa de tributar bajo el régimen especial aplicable a trabajadores desplazados a territorio español. Sin duda, esta es una cuestión que más tarde o más temprano deberá abordarse, a la vista de la evolución del sector y del desarrollo normativo de países de nuestro entorno cercano. Al fin y al cabo, no podemos olvidar que el fin de este tipo de regímenes especiales es la atracción y fidelización de talento extranjero, y que las buenas perspectivas del sector sin duda ameritan la adopción de medidas que fomenten y promuevan su desarrollo.

Una vez más, vemos que son muchas las cuestiones y preguntas que surgen en relación con el mundo de los esports y su paulatina profesionalización. Cuestiones y preguntas que se deberán abordar, más pronto que tarde, por parte de nuestros legisladores, ya que será primordial aportar seguridad jurídica a la industria y así fomentar la inversión, tanto nacional como extranjera.

María Benito, asociada principal de Deloitte, y Antonio Vidal, asociado

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