Maarten Wetselaar, transición en Cepsa para acelerar la transición verde
Comucho prestigio en el sector y tras una larga carrera en Shell, relevará a Philippe Boisseau ante los múltiples desafíos de la energía
Para acelerar la transición a las energías renovables, Cepsa hará su propia transición ejecutiva: Maarten Wetselaar (Países Bajos, 52 años), procedente de Shell, donde ha pasado dos décadas y media, tomará el relevo de la compañía controlada por el fondo de Abu Dábi, Mubadala, y Carlyle.
Wetselaar asumirá el puesto el 1 de enero, en sustitución de Philippe Boisseau, que seguirá en la empresa como asesor del consejo y del CEO. En Royal Dutch Shell, Wetselaar era miembro del comité de dirección en su condición de director de gas integrado, renovables y soluciones energéticas.
El directivo holandés está casado y tiene tres hijos. Además de pasar tiempo con su familia y amigos, le gusta la lectura, la música, las artes, el fútbol, la vela y el golf. Los que han trabajado con él, cuentan desde Cepsa, lo definen como una persona cercana, optimista, dinámica y con entusiasmo.
Los analistas consideran sorprendente la marcha de Shell de Wetselaar, porque era candidato a ser consejero delegado. Cuenta con un alto reconocimiento en el mercado y el sector, tanto por su saber como por su capacidad de liderazgo. Tras el anuncio de su cambio de empresa, han sido muchas las personas que lo han felicitado públicamente, incluso CEO de otras energéticas, como el de Galp, Andy Brown.
Wetselaar estudió en el instituto Stedelijk Gymnasium de la ciudad de Leiden, una de las escuelas más antiguas de Países Bajos, por la que también pasó, por ejemplo, Rembrandt. Hizo la carrera de Económicas en la Universidad de Groninga. Al terminar, ejerció un año como oficial en la Armada holandesa, de lo cual le ha quedado un poso de persona resolutiva. A continuación, hizo un posgrado de controller financiero en la Universidad Libre de Ámsterdam.
A partir de ahí solo ha estado en Royal Dutch Shell; eso sí, con variedad de destinos, 38 países en total, incluidos Australia, Canadá, Japón y Trinidad y Tobago. Ocupó diversos puestos financieros, comerciales y de gestión general en los negocios de distribución y trading en Europa y Brasil, antes de ser vicepresidente de finanzas y tecnologías de la información para la distribución en África, con sede en Ghana. A continuación, pasó al upstream (exploración y producción), donde sus funciones incluyeron la de vicepresidente de finanzas para Oriente Próximo y vicepresidente financiero y de trading para Rusia/CEI (países exsoviéticos).
En 2009 fue nombrado vicepresidente ejecutivo financiero de upstream internacional, y en 2013, vicepresidente ejecutivo de gas integrado, con sede en Singapur. Tres años después regresó a Países Bajos, como director de gas integrado y nuevas energías y miembro del comité ejecutivo, así como patrono de la fundación corporativa. Sus responsabilidades incluían la gestión de las posiciones de la firma en el sector del gas natural licuado y de la conversión de gas a líquido, así como las inversiones en nuevos combustibles, eólica offshore, hidrógeno, carga de vehículos eléctricos y nuevos modelos de negocio para un futuro con bajas emisiones de carbono.
Wetselaar es muy activo en la red social Linkedin, en la cual debate sobre las perspectivas de la energía. Para él, el mayor desafío del presente es ser capaces de abastecer al mundo de la demanda de energía que necesita, mientras se reducen las emisiones. Se siente muy orgulloso y le apasiona trabajar día a día para dar con una solución. También le interesan asuntos como el talento joven o las tecnologías disruptivas y se preocupa por los colectivos menos favorecidos, señalan desde Cepsa.
Su nombre estaba en las quinielas para sustituir al CEO de Shell, Ben Van Beurden, que lleva ya ocho años en el puesto. En mayo se había producido un cambio en la presidencia, con la entrada del exjefe de BHP Sir Andrew Mackenzie, que puede haber cambiado las tornas para Wetselaar. Shell, como otras petroleras, está bajo presión política, accionarial y financiera para reducir su exposición a los combustibles fósiles.
Crecimiento
La propia Cepsa necesita acelerar ese giro. En su accionariado están el fondo de infraestructuras Carlyle (37%), que quiere rentabilizar su inversión en menos tiempo, y el fondo soberano de Abu Dábi, Mubadala, principal accionista con el resto del capital, que tiene vocación de permanencia. Boisseau ha apostado por el crecimiento orgánico, más lento que las fusiones. La presentación del plan estratégico, aprobado en julio en el consejo, lleva ya un año de retraso, y la ejecutará Wetselaar cuando asuma el cargo.
La compañía ya está desarrollando proyectos de renovables, como una joint venture de eólica y solar con Masdar (filial de Mubadala) para España y Portugal. Y ha construido un parque eólico de 28,8 megavatios en el sur de España.
Cepsa obtuvo un beneficio de 337 millones de euros en el primer semestre, frente a los números rojos de 841 millones registrados durante el mismo periodo de 2020, y por encima de los 273 millones de beneficios del primer semestre de 2019, previo a la pandemia. Carlyle y Mubadala agradecen al CEO saliente, Boisseau, su “buena gestión” en estos dos últimos ejercicios, en los que ha sacado a flote un plan de eficiencia que ha supuesto unos ahorros de 500 millones.
Las tres principales agencias de calificación, Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s, dieron hace un mes el grado de inversión a Cepsa. Valoran su sólido perfil financiero, basado en unos activos de exploración y producción robustos, con costes de producción reducidos y orientados al largo plazo; un negocio de refino de tamaño relevante y eficiente en costes; un fuerte posicionamiento en el negocio comercial, contando con la segunda red de estaciones de servicio más grande de España y Portugal, y un negocio químico líder mundial en surfactantes y fenol.
A Wetselaar le faltaban pocos países por recorrer. Ahora llega a España, aunque sea de la mano de sus dueños emiratíes.
El CEO saliente
Philippe Boisseau ya anticipó a su llegada a Cepsa, hace dos años, que su etapa sería temporal. Ha definido las líneas estratégicas de la compañía.
Durante su fase en Total se había mostrado como un partidario crítico de las renovables. Defendía la solar frente a la eólica (por sus altos costes), y que los coches deberían ser en su mayoría híbridos, más que solo eléctricos.