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El CEO de Wizz Air: el niño que se hizo emprendedor para tener una pelota

József Váradi acaba de lanzar una opa, rechazada, por EasyJet, tras atravesar la pandemia con mejores resultados que su rival en el bajo coste

József Váradi, CEO y cofundador de Wizz Air.
József Váradi, CEO y cofundador de Wizz Air.JOSÉ MANUEL ESTEBAN
Carlos Gómez Abajo

Al dúo ya clásico de los vuelos de bajo coste, Ryanair y EasyJet, le ha surgido una tercera pata, que procede de Hungría. Se trata de Wizz Air, fundada hace 15 años, y que se ha permitido incluso lanzar una opa, rechazada, por EasyJet. Su artífice es József Váradi (Debrecen, Hungría, 1965), consejero delegado desde 2003.

EasyJet dijo el día 9 que había rechazado una opa total por considerarla insuficiente, aunque no dijo de quién; según Reuters, se trata de Wizz Air, cotizada en Londres y la mayor aerolínea de bajo coste de Europa Central y del Este. Tanto esta como Ryanair se negocian por encima de los niveles prepandemia, mientras que EasyJet ha caído a la mitad. Wizz Air vale 5.000 millones de libras (6.000 millones de euros) en Bolsa, y movió 3,5 millones de pasajeros en agosto, frente a los 11,1 millones de Ryanair, que vale 19.000 millones de euros.

Váradi tiene un apartamento en Ginebra: le gusta esquiar y jugar al golf, así como correr. Es padre de tres hijos, de entre 20 y 30 años. El mayor se ha dedicado al vehículo de inversión familiar, propietario, entre otros, de la bodega Juliet Victor. Ahora está casado con Kinga Bóta (1977), once veces campeona del mundo y medalla de plata olímpica en kayak, además de secretaria general del Movimiento Olímpico de Budapest de la Fundación Deportiva Húngara. Se conocieron en los Juegos de Río 2016.

El CEO de Wizz Air está considerado un jefe duro, y a él no le importa que así sea: su trabajo, dice, no es gustar, sino ser respetado. Creció en circunstancias difíciles, con su familia luchando por sobrevivir cada día. Su padre participó en la Revolución Húngara de 1956, por lo que lo metieron en la cárcel, y después mantuvo a su familia con trabajos ocasionales.

El interés de József por el emprendimiento le viene de pequeño, contaba hace unos años en el semanario húngaro HVG. Le gustaba jugar al fútbol, pero no tenía dinero para comprar un balón, así que empezó a vender sus deberes de matemáticas. A los 18 años se trasladó a Budapest, donde se licenció en Economía.

Empezó su carrera profesional en la petroquímica Tiszai Vegyi Kombinát y en la empresa de pinturas holandesa Akzo-Nobel, y en 1991 se incorporó a la multinacional estadounidense de bienes de consumo Procter & Gamble, donde comenzó como representante de ventas y terminó como director de ventas responsable de Europa Central y Oriental. Allí se sentía un simple componente de una máquina, y él era más ambicioso.

Se sube al avión

A finales de la década, una firma cazatalentos lo fichó como director comercial adjunto para la aerolínea estatal húngara en dificultades Malév. Cinco meses después le ofrecieron el puesto de CEO. Cuando le llamaron –contaba en una entrevista durante la feria londinense World Travel Market–, estaba de fiesta y bebido, pero acudió a la cita, esa misma noche. Su entonces esposa le desaconsejó dirigir una compañía con tanta influencia política. A las 8 de la mañana siguiente había aceptado.

El Gobierno lo destituyó en 2003, y ese mismo año Váradi fundó con cinco empresarios Wizz Air. Tenían en mente la entrada en la UE de Hungría y otros nueve países, prevista para un año después. Era el momento exacto para apostar por ese mercado incipiente: antes seguían las secuelas del 11S, y después habría habido más competencia. Los principios no fueron fáciles, porque incluso tuvo que pedir a su equipo directivo que trabajara gratis.

La aerolínea se expandió con cuidado. Se centró en sus puntos fuertes, enlazando los mercados de Europa del Este, que conoce mejor, con los de Europa Occidental. El aeropuerto de Katowice, en Polonia, fue una de sus primeras incursiones en el extranjero, y sigue siendo un enclave fundamental del negocio. A la hora de comprar aviones, Boeing mandó “al infierno” a Wizz Air, pero Airbus se arriesgó. Váradi no consiguió salir de números rojos hasta 2010.

Málev quebró en 2012, después de que Wizz Air la denunciara a la UE por ayudas estatales ilegales. Su rival Sky Europe, con sede en Bratislava (Eslovaquia), había colapsado en 2009. Entre los problemas a los que se ha enfrentado Wizz Air durante estos años destaca la guerra de Ucrania. Después de un intento fallido, la compañía salió a Bolsa en 2015.

Un futuro de crecimiento

En julio, la compañía anunció un bonus de 100 millones de libras (120 millones de euros) para Váradi, si en cinco años consigue casi triplicar el precio de las acciones. Es mayor que la que ofrece Ryanair, que vale el triple, a su jefe, Michael O’Leary. Ed Cropley, analista de Reuters, ve muy difícil que lo consiga, porque implicaría un crecimiento anual compuesto del 33%. Ryanair creció como mucho un 21% en 2011, con menos competencia, y menos exigencias sobre impuestos ambientales.

Váradi también podría vender la empresa, o que esta compre a algún rival, como ha intentado con EasyJet, pero la deuda de Wizz Air es un freno importante, y los modelos de negocio de las dos no son del todo idénticos, porque los vuelos de la compañía húngara son ultrabaratos, y podría perder eficiencia con la fusión. Otra alternativa improbable es que grandes aerolíneas como Air France o Lufthansa reduzcan sus recorridos de corta distancia.

Váradi sostiene que Wizz Air es la aerolínea más ecológica, frente a la clase business y las tecnologías anticuadas de las aerolíneas tradicionales. Pretende ampliar la flota de 137 naves a 500 para final de la década. Lo que ya tiene de sobra es dinero para balones.

Filantropía

En 2014, József Váradi hizo un máster a distancia en Derecho por la Universidad de Londres. Ahora ha donado un millón de libras para que otros 100 residentes de Europa Central y del Este estudien también a distancia, o de forma híbrida

Además, da apoyo financiero a varias fundaciones deportivas, y a competidores olímpicos para que puedan continuar con sus estudios.

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Sobre la firma

Carlos Gómez Abajo
Licenciado en Físicas, máster en Periodismo UAM-El País y posgrado en Información Económica. Es redactor de Opinión de Cinco Días, y también ha escrito en Mercados y en la sección de ocio/lujo. Ha trabajado en el portal de noticias científicas Tendencias 21 y ha hecho traducciones, la mayoría de tipo económico.

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