El impulso de 'Élite' a las firmas de moda emergentes
El vestuario de series ha servido de escaparate para diseñadores cuyas prendas destacan en el ocio nocturno Las marcas también han ampliado su catálogo a mascarillas o chándales
De un día para otro, el coronavirus paralizó la moda. No había desfiles, eventos y, sobre todo, nadie compraba ropa. Si la situación ha sido difícil para marcas consolidadas, lo ha sido aún más para los diseñadores que todavía no han hecho más que empezar a emerger en el sector. Pero como su propio trabajo manifiesta, si hay algo que los caracteriza es la creatividad, el ingenio y la pasión por lo que hacen. Lejos de frenarles, la pandemia ha supuesto un impulso para muchos jóvenes diseñadores, que han buscado alternativas para que su nombre se escuche más que nunca.
La creadora de 404 Studio, Anaïs Vauxcelles, acababa de presentar su colección en Madrid, Londres y Valencia cuando la crisis sanitaria le rompió todos los esquemas. “Empiezas un proyecto en el que lo que necesitas es repercusión a tope y de repente te encierran y todo se queda al 50%”, lamenta. Sin embargo, aprovechó para reflexionar y reescribir un manifiesto de marca más acorde a ella. “Decidí que iba a presentar las cosas cuando yo considerara que estaban para presentar, sin la presión de que hay que presentar un mínimo tres colecciones al año”. Después de más de un año sin exponer nuevos trabajos, la valenciana de 30 años sacará una nueva colección en septiembre. “Hasta la música está hecha a propósito para la colección, está trabajada al milímetro”, cuenta.
Para los fundadores de la firma Lovely Disgraze, Lara Lorenzo y Yago Álvarez, ambos de 35 años, vivir en el mismo edificio donde tienen el taller, en Ourense, les permitió diversificar su marca hacia el producto de moda: las mascarillas. “Una amiga que trabaja en una residencia de ancianos nos dijo que necesitaba mascarillas de tela y como nos sentíamos parados y un poco inútiles nos pusimos a hacerlas. Empezamos a subirlas a las historias de Instagram y resulta que la gente las quería. Empezamos a hacer diseños más chulos, más de la marca, estampados distintos y ahí fue un bum, una locura. Para nosotros fue algo excepcional”, explica Lorenzo.
Y mientras el ocio nocturno permanecía cerrado, y con ello las ventas de sus prendas más festivas, ambas marcas se cruzaron en un nuevo escenario que se consume más que nunca: la series. Los diseños de 404 Studio y Lovely Disgraze han vestido a algunas protagonistas de la cuarta temporada de Élite, de Netflix, cuyo vestuario, dirigido por Cristina Rodríguez, ha dado mucho que hablar. En 28 días, esta serie española consiguió superar los 34 millones de visualizaciones, batiendo los récords de audiencia de las anteriores temporadas y llegando a público de todas las partes del mundo, lo que ha ayudado a dar visibilidad a estas nuevas firmas.
Lorenzo reconoce que cuando recibió el mensaje de los estilistas de la serie, pensó que era una broma. “Entre la gente joven fue una pasada la repercusión y cuando salió notamos picos de subida en la página web. Estamos muy contentos porque, además, han escogido para llevar nuestra ropa a los personajes más quinquis y la verdad es que nos representan un montón. Creo que nuestra ropa sí ha ayudado a que la personalidad de ellas se vea más fuerte”, confiesa la gallega.
Los diseños de Vauxcelles también han aparecido en el vestuario de la serie Veneno y espera que esto solo sea el principio. “Si puedo colaborar con proyectos españoles de cualquier calibre, con gente creativa que tiene un proyecto que le gusta y que cree en él, me siento súper agradecida de ayudar porque realmente yo estoy ahí también”, comenta.
Aparecer en Élite también ha supuesto un impulso para otros diseñadores emergentes como el riojano de 34 años al frente de la firma que lleva su propio nombre, Rubén Galarreta. “Que tu moda vaya relacionada con otros fenómenos como celebridades, series o películas no solo da reconocimiento, sino que se ve reflejado en ventas. Son muchos los clientes que nos han venido gracias a participar en este tipo de proyectos”, indica. Cuando un estilista decide vestir a un personaje con sus prendas, dice Galarreta, es porque reúne las mismas características de personalidad que sus clientes: “seguridad, extroversión y sentirse únicos”.
Su ropa se caracteriza por incluir el encaje, los croptops, las transparencias o los arneses en el día a día de la moda masculina, pero está destinada, generalmente, “a la vida social nocturna”. Por eso, ante las restricciones provocadas por el Covid, Galarreta también decidió darle la vuelta al catálogo de prendas. Igual que sus colegas de Lovely Disgraze, incluyó una línea de mascarillas, pero no se quedó ahí. “Lanzamos una colección de chándales y ropa cómoda para estar en el hogar y una línea de fitness para hacer ejercicio desde casa”, explica.
Uno de los diseñadores más jóvenes cuyas prendas han compartido pantalla con otras de grandes marcas de lujo como Yves Saint Laurent gracias a la serie de Netflix, es Manuel Benavides, de MNLOSHOP. “Cuando es un proyecto de este tipo, nunca es seguro que las piezas puedan llegar a salir en pantalla. Pero las páginas de fans de los actores me empezaron a etiquetar con capturas de mis prendas y me hizo mucha ilusión” reconoce.
A sus 22 años, opina que “entrar en la industria de la moda es complicado”, sobre todo por la gran inversión económica que supone lanzar un proyecto de calidad. “Los que lo logramos es gracias a plataformas que apoyan a diseñadores y les ayudan a dar un paso, porque no todo el mundo tiene los medios”, advierte.
Aun así, todos coinciden en que pertenecen a una generación en la que destaca el soporte de los propios compañeros. Ahora, dicen, falta el de las instituciones. De momento, ya han conseguido salir a flote en plena pandemia mundial.
Moda sostenible sí o sí
Hace años puede que no lo fuera, pero en la actualidad, la sostenibilidad es un requisito indispensable para atraer a los consumidores más jóvenes. 404 Studio, por ejemplo, ha colaborado en su nueva colección con Jeanología, una empresa textil valenciana que solo utiliza medio vaso de agua para desgastar la tela vaquera. “Todo lo que se ha podido hacer más sostenible se está haciendo”, dice Vauxcelles. Otro ejemplo es el de Lovely Disgraze, que emplea tintas al agua para no contaminar. “Nos preocupamos de todo porque vemos que le dan importancia. Te preguntan incluso si el envoltorio es de papel o de plástico”, defiende.
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