Menos mal que solo hay un Steve Schwarzman
Los rendimientos inusualmente elevados permiten a Blackstone hacerle un quiebro al buen gobierno
Es raro encontrarse con jefes supremos en los negocios, pero Steve Schwarzman, el jefe de Blackstone, es uno de ellos. Ejerce más poder sobre su empresa, que gestiona 684.000 millones de dólares en inversiones, que los barones de la competencia igualmente dedicados a la compra de acciones, con una remuneración que deja en la sombra a Silicon Valley. Los rendimientos inusualmente elevados permiten a Blackstone hacerle un quiebro al buen gobierno.
Además de ser el presidente y CEO, Schwarzman vota en nombre de un grupo de directivos pasados y presentes, lo que le permite controlar el 42% en la mayoría de las votaciones de los accionistas, a pesar de que su participación económica es de un 20%. Es el único que puede contratar y despedir a los miembros del consejo de administración. Y como comité de compensación unipersonal, Schwarzman decide la remuneración de todos los ejecutivos, salvo la suya propia.
Los líderes absolutos son más frecuentes en el sector tecnológico: por ejemplo, Mark Zuckerberg, de Facebook, o los fundadores de Alphabet, Sergey Brin y Larry Page. Pero Schwarzman juega con ventaja. Mientras que Zuckerberg cobra un salario y unas primas insignificantes, al igual que Page y Brin en su día, Schwarzman ha recibido 212 millones de dólares en los últimos tres años gracias a un mecanismo que le reporta una parte de las comisiones de rendimiento de los clientes. Schwarzman lo hace porque puede. Los activos gestionados por la empresa casi se han duplicado en cinco años y la capitalización bursátil se ha cuadruplicado.
El gestor de fondos BlackRock sugiere que las empresas con acciones con supervoto pidan a los inversores que aprueben su gobernanza cada pocos años. El probable sucesor de Schwarzman, Jon Gray, quizá adopte un enfoque más democrático. Antes de eso, una fuerte caída de la rentabilidad que arrastra a la baja el precio de las acciones de Blackstone podría obligar al jefe de las adquisiciones a reconsiderar las cosas. Pero comoquiera que los rivales seguramente estarán en el mismo barco, hasta eso tiene pocas probabilidades de cortar los privilegios de Schwarzman.