La redistribución de la riqueza en China empieza dando palos
El 1% más rico de los chinos ahora tiene en sus manos el 31% de la riqueza del país, frente al 21% de hace dos décadas
El presidente chino, Xi Jinping, está sacando adelante sus planes de redistribución de la riqueza. Quiere restringir los “ingresos irracionales”, aumentar los salarios y ampliar la clase media. La financiación de las transferencias fiscales y los servicios sociales podría suponer nuevas cargas para el Estado chino, y es posible que por fin se aplique el largamente aplazado impuesto sobre la propiedad.
El 1% más rico de los chinos ahora tiene en sus manos el 31% de la riqueza del país, frente al 21% de hace dos décadas, según un informe de Credit Suisse. La pandemia, que afectó más a las pequeñas empresas y a los trabajadores pobres, ha agrandado la brecha, aunque el número de nuevos mega ricos aumentó un 50% en comparación con el año 2019. A Xi le resulta fácil hacer que los ricos sean menos ricos; los inversores han visto borrarse hasta un billón de dólares del valor de las empresas chinas cotizadas desde febrero, a medida que las autoridades y los medios de comunicación estatales ponían la mira en los gigantes del comercio electrónico, las empresas de videojuegos, los profesores particulares y los promotores inmobiliarios.
Pero aumentar la renta disponible de los ciudadanos de a pie será más difícil. Harán falta nuevas transferencias fiscales y un mayor gasto social, y es probable que las empresas y las personas adineradas tengan que ayudar a pagar. Aunque ejecutivos como Pony Ma, de Tencent, o Wang Xing, de Meituan, ya hayan intensificado sus esfuerzos filantrópicos, es probable que eso no impida a Pekín elevar los tipos impositivos de las empresas de internet.
El mayor cambio podría ser la implantación de un controvertido y largamente postergado impuesto sobre la propiedad. El sector inmobiliario contribuye en un 70% a la brecha de riqueza de China. El impuesto podría tener tres beneficios: enfriar la especulación; poner pisos vacíos en el mercado de alquiler; y sacar contribuciones de aquellos cuya riqueza se concentra en apartamentos. En todo caso, a estas alturas, a los inversores no les conviene apostar contra la determinación de Xi.