Las amenazas acosan al turismo cuando lo peor puede haber pasado
Retener las ayudas equivale a mantener inexplicablemente cerrada una espita de oxígeno vital
El sector español de servicios disparó su facturación un 21,8% en junio respecto al mismo mes de 2020. Con esta subida, los servicios encadenan una senda alcista interanual de cuatro meses consecutivos, tras un año de severas caídas como consecuencia de la crisis sanitaria y económica, en la que se anotaron hundimientos de más del 40%. Y ha sido la hostelería, donde se incluyen servicios de alojamiento y de restauración, la actividad que tiró de la mejora general, al aumentar sus ventas un 83% respecto al mismo mes de 2020. Los alojamientos anotaron ascensos del 410% y comidas y bebidas facturaron un 50% más. También destacan los aumentos del negocio de las agencias de viaje y operadores turísticos (238%), el transporte aéreo (101%) y el transporte en taxi (85%). Son datos que invitan a ver un panorama de reactivación de uno de los pilares de la economía española y, sin duda, el más afectado por la pandemia del Covid y las múltiples restricciones que de este se han derivado.
Pese a estas esperanzadoras subidas, conviene recordar sin embargo que los niveles de negocio de la hostelería cerraron el sexto mes del año en casi la mitad de los registrados en junio de 2019, antes de la irrupción del Covid. Ese el panorama que hay que contemplar de cara a las múltiples amenazas que aquejan al sector tras atravesar la pasará a la historia como su mayor crisis. Y los concursos de acreedores están al frente de esos peligros. De hecho, son una amenaza clara antes de fin de año para casi 200 empresas entre hoteles, agencias de viajes y turoperadores, un fuerte incremento que añadir al centenar de concursos declarados en 2020, según un informe elaborado por Solunion con previsiones para el cierre de este ejercicio.
Por autonomías, la más afectada es Cataluña, seguida de Madrid, Comunidad Valenciana, Andalucía y Baleares, aunque en términos porcentuales el mayor incremento se produce en el País Vasco. En este contexto de riesgo de supervivencia extremo, hoteles, agencias de viajes y turoperadores reclaman a la Administración que agilice el paquete de ayudas directas que prevé repartir el Estado a través de autonomías y ayuntamientos, ya que todavía no han percibido ni un euro y temen que, de demorarse más allá del verano, abocará a muchas empresas a la quiebra definitiva. En esta línea, es también urgente la aceleración del rescate a pequeñas y medianas empresas a través de Cofides, que está dotado con 1.000 millones y se dirige a empresas viables antes de la crisis con ayudas desde los tres a los 25 millones. Retener tales apoyos equivale a mantener inexplicablemente cerrada una espita de oxígeno vital, un error tan grande como el de no aprovechar la crisis como oportunidad para rediseñar, modernizar a fondo y hacer más competitivo un negocio vital para la economía española.