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TeamViewer descubre que el auge del teletrabajo tiene sus inconvenientes

El grupo alemán entró en Bolsa en septiembre de 2019, duplicó su valor en medio del auge del teletrabajo de 2020 y ahora está justo donde empezó

Reuters

Desde el punto de vista de los accionistas de TeamViewer, la pandemia es como si no hubiera ocurrido. El grupo alemán dedicado al software para conexiones a distancia entró en Bolsa en septiembre de 2019, duplicó su valor en medio del auge del teletrabajo de 2020 y ahora está justo donde empezó. Para el consejero delegado, Oliver Steil, todo el episodio ha supuesto una gran distracción que lo aparta del objetivo real: conectar máquinas, no personas.

Al igual que pasó con Zoom Video Communications, la empresa estadounidense especializada en videoconferencias, la base de usuarios de TeamViewer se disparó al principio de los confinamientos motivados por el coronavirus. El verano pasado, Steil comunicó un crecimiento interanual del 181% en el número de grandes empresas que usaban su software para todo, desde las reuniones virtuales hasta el acceso remoto a los ordenadores. Desde entonces, casi todo han sido malas noticias para los accionistas, entre los que está la empresa de capital riesgo Permira, que mantiene aún el 20%.

Conectar a los trabajadores para que trabajen desde sus casas nunca fue el objetivo principal de Steil y TeamViewer. El principal producto de la empresa siempre ha sido software que permite controlar remotamente los ordenadores de compañeros. Esto permite a los cerebritos informáticos arreglar portátiles con fallos de manera más rápida y barata. Esta misma tecnología es muy útil en el llamado Internet de las Cosas. Los ingenieros, por ejemplo, pueden reparar equipos defectuosos ubicados en un lugar sin estar allí, o pueden escribir el código que permita a un ordenador arreglar el fallo automáticamente.

Analistas de UBS consideran que la tasa de crecimiento anual compuesta de la facturación de TeamViewer será del 29% hasta 2025, impulsada en buena parte por el incremento en el número de clientes industriales. Deberían ser más fiables y estar más dispuestos a pagar que los clientes surgidos a raíz de la Covid-19. La montaña rusa por la que ha pasado TeamViewer durante la pandemia quizá resulte ser un mero desvío en el camino.

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