El BPI considera que el repunte global de la inflación será “temporal”
Su escenario central contempla un control de la pandemia y una recuperación suave respaldada sin un "endurecimiento significativo" de las condiciones financieras.
Europa mira con recelo el repunte de la inflación en EE UU y los cambios, aunque lejanos en el tiempo, de la política monetaria de la Reserva Federal (Fed). Estos temores no deberían ser tales, según el Banco de Pagos Internacional (BPI) que reconce que su escenario central contempla un alza de los precios hasta los objetivos marcados, pero subraya que, en caso de superarlos, será una situación "temporal". Asimismo, afirma que no se producirá un "endurecimiento significativo" de las condiciones financieras.
Su informe económico anual, presentado este martes, establece como contexto de ese escenario un control de la pandemia y una recuperación suave respaldada por un aumento del consumo, limitándose así las pérdidas registradas por las empresas. No obstante, esta no será igual en todos los países y se observarán grandes diferencias. "El mundo entró en esta crisis de repente y a la vez, pero los países dejarán atrás la pandemia a su propia velocidad y a su manera", explica y apunta que las principales afectadas serán las economías emergentes. En este sentido, destaca la situación de China, que ya es más fuerte que antes del Covid, mientras que la zona euro se ha quedado rezagada frente a otras grandes economías.
Las perspectivas del BPI son positivas y destaca en este sentido la recuperación de la economía registrada desde la segunda mitad de 2020, por encima de lo esperado. Una mejora cuyo motor es el consumo privado. "Pese a que se temía que una aversión al riesgo y que lo frenasen las preocupaciones por los contagios, han prevalecido los deseos de normalidad", apunta el informe. Asimismo, destaca que, aunque el consumo ha aumentado a medida que las restricciones se han ido relajando, cuando estas han estado presentes, el comercio online ha compensado las posibles pérdidas derivadas del cierre de los locales físicos.
Todo ello ha sido posibles gracias a las medidas tomadas en materia de política monetaria y fiscal, que han dado lugar a un aumento de los ahorros e incluso en lugares como EE UU, a que la renta familiar disponible haya crecido a un ritmo que no se había registrado en décadas.
En cualquier caso, el organismo tiene muy presente la incertidumbre que provoca el repunte de la inflación y las medidas que puedan seguirlo, y afirma que para combatirla, la forward guidance será esencial. Los bancos centrales tendrá que, por un lado, mostrar a los mercados su voluntad de seguir apoyando a la economía tanto como sea necesario, mientras que por otro, revelan sus medidas antinflacionistas y preparan el terreno para la normalización monetaria.
"Salimos de la pandemia con más deuda pública, tasas de interés más bajas y balances de los bancos centrales más abultados. Normalizar la política monetaria y fiscal en el largo plazo aportará un margen de seguridad necesario para hacer frente a acontecimientos imprevistos como la propia pandemia o futuras recesiones. Y para garantizar una recuperación duradera será necesario abordar las consecuencias más perdurables de la pandemia", apunta el director general del BPI, Agustín Carstens.
No descarta el descontrol de la pandemia o de los precios
Pese a que la recuperación y la inflación contralada es el escenario principal que maneja la institución, contempla otros dos posibles. El primero de ellos estaría marcado por un crecimiento más fuerte y por tanto, un repunte de la inflación por encima de las previsiones que conllevaría un endurecimiento de las políticas financieras y "más rápido e intenso" de las monetarias. Todo ello estaría sustentado en un mayor impacto de las medidas fiscales en la demanda y un mayor reversión retorno de las tasas de ahorro que el asumido en el escenario principal debido a una fuerte contención de la pandemia.
El tercer escenario planteado implica un estancamiento de la recuperación en el caso de que el Covid sea más difícil de controlar por las sucesivas oleadas de contagios con variantes más virulentas, lo que conllevaría fuertes medidas restrictivas. En este caso, los multiplicadores fiscales y las elevadas tasas de ahorro podrían caer por debajo de lo estimado. Asimismo, la temida ola de insolvencias empresariales tendría lugar y las perdidas para las compañías podrían ser mayores y similares a las registradas en crisis financiera de 2008.