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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una estrategia integrada para afrontar las crisis de materias primas

Las tensiones en los precios constituyen un factor añadido de riesgo inflacionario que puede dificultar considerablemente el crecimiento en las economías

CINCO DÍAS

La industria manufacturera mundial está experimentando los rigores de la creciente escasez de materias primas en los mercados, como consecuencia del intensivo despertar de la demanda tras los largos meses de restricciones, el encarecimiento de los fletes y de la energía y el cada vez más activo papel de China como productora y consumidora en el comercio mundial. A los fuertes incrementos de precios en materiales como el acero corrugado (+78%), el cobre (+102%), el aluminio (+56%), el petróleo (+106%) y las mezclas bituminosas (+85%), que denunciaba hace unos días la patronal Seopán, se une la falta de microprocesadores para el ensamblaje de automóviles, que ha provocado en mayo un descenso de casi el 40% en la producción española. La escasez de acero, cuya importación en la UE está limitada por cupos para evitar una competencia que tumbe los precios del metal comunitario, está golpeando también la industria del motor, en la que se ha formado un cuello de botella formado por vehículos ya ensamblados y paralizados, a la espera de incorporar los correspondientes microprocesadores. En el caso del sector de la cerámica y los azulejos, el gran problema está en el crecimiento del precio de los fletes y de la energía, en especial del coste de los derechos de CO2, que está dañando la industria y reduciendo su competitividad.

La escalada de los precios en las materias primas y los transportes es fruto de una crisis que ha dejado como herencia envenenada fuertes desequilibrios entre la oferta y la demanda en los mercados internacionales. Alguna de estas disfunciones serán corregidas con el tiempo por los flujos y reflujos del propio mercado, pero otras evidencian la necesidad de replantear las políticas arancelarias y los cupos de importación para adaptar la producción y el tráfico de mercancías a las necesidades reales de las economías. A ello hay que sumar que las tensiones en los precios constituyen un factor añadido de riesgo inflacionario que puede dificultar considerablemente el crecimiento en las economías.

La fuerte dependencia de Europa de las importaciones de materias primas, junto a las alteraciones cíclicas que viven los mercados globales, apunta a la conveniencia de impulsar una estrategia europea integrada en este ámbito, cuyo objetivo sea garantizar el abastecimiento de la industria comunitaria y proteger las economías de una escalada en los precios que pueda poner en jaque su recuperación.

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