La cultura cervecera como salida del talento joven
Factoría Cruzcampo nace para favorecer la empleabilidad en la hostelería
El edificio donde se elaboró la primera cerveza de Cruzcampo, en 1904, vuelve a abrir sus puertas 117 años después. Esta vez, el espacio convertido en Factoría Cruzcampo renace en Sevilla con un fin social: desarrollar el talento de los jóvenes para mejorar su empleabilidad en la hostelería.
“En la pandemia vimos que había dos sectores que lo estaban pasando muy mal: el de la hostelería y el de los jóvenes. Así que decidimos enfocar todos nuestros recursos en formar jóvenes para poner a los mejores hosteleros en el sector”, asegura Regla Bejarano, directora de Fundación Cruzcampo. La compañía y su fundación han invertido seis millones de euros en impulsar Talento Cruzcampo, un programa con fin social dirigido a jóvenes de diversas raíces de entre 18 y 30 años. “Lo único que pedimos es un cierto interés por la hostelería, una mentalidad abierta e inclusiva, carácter auténtico, cierta conciencia social y, sobre todo, actitud”, recalca.
Este año la factoría acogerá a 150 alumnos. La primera promoción de Talento, formada por 40 alumnos de ocho nacionalidades diferentes, ya ha completado su formación, tanto en sala como cocina, según explica Javier Solano, uno de los profesores. “Escuchamos al mercado, vemos sus necesidades reales y nuestro compromiso es dar una respuesta real a lo que está demandando, que ahora mismo es un perfil de profesional muy polivalente”, aclara. Así, el programa se basa también en una tercer objetivo dedicado a nuevas capacidades, como la resiliencia, la conciencia con el medioambiente o la gestión del estrés durante el servicio.
La formación se compone de diez meses de aprendizaje en las instalaciones de Factoría Cruzcampo y dos meses de prácticas en restaurantes nacionales con algunos de los hosteleros de más alto nivel. Entre los centros que colaboran con la fundación se encuentran, por ejemplo, 20 restaurantes con estrella Michelin, regentados por chefs de primera línea como Martín Berasategui, Dani García o Andoni Luis Aduriz.
A partir de junio, el espacio abrirá sus puertas al público como una microcervecería urbana para degustar allí mismo las variedades artesanas o disfrutar de experiencias de cultura cervecera. Cada visita, de las 15.000 estimadas al año, contribuirá a la acción social de la cervecera, ya que por cada euro aportado por el visitante en 2021, Fundación Cruzcampo destinará diez en más formación para el empleo de jóvenes talentos en hostelería. “Absolutamente toda la recaudación que consigamos aquí se va a invertir en programas sociales de la fundación”, sostiene Bejarano.
Será un espacio totalmente dedicado a la cultura cervecera, de creación e innovación. En sus instalaciones se dará a conocer todo el proceso de elaboración de la cerveza, desde la inspiración de sus jóvenes maestros cerveceros, pasando por la creación de recetas, ingredientes y el proceso artesanal de su elaboración. Además, los turistas podrán disfrutar de experiencias como una cata a ciegas por diez euros o una degustación maridada por 20 euros.
La fábrica, con 1.300 metros cuadrados de superficie, tiene capacidad para producir hasta 95.000 hectolitros de cerveza al año, unas 380.000 cañas. Sus maestros cerveceros son Juan Jiménez e Irene Pascual, dos jóvenes que se encargan de experimentar e innovar con diferentes ingredientes y variedades artesanas. “Tenemos total libertad creativa para innovar tanto con ingredientes locales como con otros más locos”, cuenta Jiménez. De momento, Factoría Cruzcampo cuenta con siete variedades artesanas diferentes, pero esperan alcanzar las 30 recetas a lo largo del año, algunas elaboradas en pequeños lotes limitados. Todas ellas, según indica Pascual, “con un marcado acento personal, muy andaluz”. Porque “Sevilla en primavera huele a naranjo y azahar, por eso, a nuestra cerveza de trigo le hemos añadido miel de azahar y cáscara de naranja amarga”, explica sobre una nueva cerveza, La descará.
La fundación ya ha recibido más de 500 solicitudes para participar en el programa. “Nuestro objetivo es ayudarles a ellos, prepararlos para mejorar su empleabilidad o incluso que monten su propio negocio”, defiende su directora.
Siete cervezas con acento
En Factoría Cruzcampo pueden disfrutarse hasta siete variedades artesanas distintas.
La descará. Variedad tipo belga con miel de azahar y cáscara de naranja.
Mijita. Con una mijita de alcohol (1,6%), tiene notas especiadas, dulces y típicas.
Flama. Intensa de sabor y cuerpo, con un toque dulzón y protagonismo de la malta.
Duende. Variedad IPA con un toque refrescante, amargo y aromático.
Trigo en rama. De trigo, con aromas de banana y clavo.
Fetén. Tipo APA. Ligera, refrescante y muy aromática.
Pellizco. La más ligera de todas, tipo session.