Para construir la España del futuro hay que arreglar antes la del presente
De la estrategia presentada ayer por Sánchez pueden decirse muchas cosas de muy distinto tenor, excepto que se trata de una visión realista
En medio de una crisis de dimensiones históricas que ha sumido al país en una hibernación forzosa de casi un año y que apenas empieza a mostrar los primeros signos de recuperación, Pedro Sánchez presentó ayer el retrato robot de la España de 2050. Con los Fundamentos y Propuestas para una Estrategia de Largo Plazo, un documento que pretende ser el punto de partida para un gran “diálogo nacional” con el que responder a los grandes retos de los próximos 30 años, el Gobierno plantea una batería de medidas y objetivos futuros en todos los frentes económicos: mayor presión fiscal, más gasto social, menos economía sumergida y una actividad productiva capaz de sustentar el incremento del gasto público sin disparar el déficit y el endeudamiento. Un próspero país en el que las empresas estarán digitalizadas, la fiscalidad tendrá un diseño con más progresividad, la inversión en I+D se habrá duplicado, se estrecharán las desigualdades sociales y la mitad de los españoles contará con estudios superiores. “Necesitamos una visión de la España que queremos en las próximas décadas, más allá de las urgencias y necesidades inmediatas, una visión ambiciosa, pero realista”, que permita “abarcar varias legislaturas”, resumió el presidente del Gobierno.
De la estrategia presentada ayer por Sánchez pueden decirse muchas cosas de muy distinto tenor, excepto que se trata de una visión realista. El documento de propuestas, en el que ha colaborado un nutrido panel de expertos, presenta una floreciente economía de futuro sumamente atractiva, pero que no puede surgir de la nada, sino que deberá articularse con los mimbres de la España actual. Esa misma España sobre la que el presidente reconoce que tiene “urgencias y necesidades inmediatas”, es decir, problemas muy serios de los que su Gobierno debe ocuparse cuanto antes. La realidad de la España de 2021 es muy diferente al ideal que presenta la Estrategia 2050, tanto que es imposible construir la segunda sin arreglar antes la primera. En la foto fija que presentó ayer Sánchez se omite, entre otras cosas, que la pandemia ha destruido más de 200.000 empresas y arruinado a 320.000 autónomos, ha pulverizado 440.000 empleos y generado 400.000 parados, ha dejado a miles de trabajadores amparados por ERTE y ha llevado la cifra de españoles inactivos por encima de los cinco millones, además de disparar el gasto social y el endeudamiento del Estado.
Un Gobierno ha de tener altura de miras y pensar a largo plazo, pero sobre todo debe tener responsabilidad suficiente para saber que el momento de hacerlo no es en plena crisis, cuando lo que toca es resolver los problemas urgentes que amenazan ya no solo futuro del país, sino su presente más inmediato.