Stellantis advierte de que la crisis de los chips puede alargarse hasta 2022
El grupo surgido entre PSA y Fiat ingresa 37.000 millones en el primer trimestre
Stellantis, grupo surgido de la fusión de PSA y Fiat Chrysler Automobiles (FCA), advierte de que la falta de suministro de chips o semiconductores puede alargarse hasta el año que viene.
"Esperamos que (la escasez) mejore en la segunda mitad del año, pero claramente creo que sería ingenuo esperar que desapareciera. Es posible que dure hasta 2022", ha señalado el director financiero del consorcio, Richard Palmer, durante la presentación de resultados correspondientes al primer trimestre.
En concreto, Stellantis ha visto reducida su producción mundial de vehículos un 11% hasta marzo en comparación con el mismo periodo de 2020 debido a este problema. Palmer ha asegurado que la escasez afecta actualmente a ocho de las 44 plantas de la compañía, subrayando que no afectará a los planes de sinergias.
La empresa tiene como meta lograr a medio plazo 5.000 millones de euros de sinergias, sin el cierre de plantas ni reducciones de plantilla. La facturación trimestral pro forma de la compañía, que simula como si la fusión se hubiese producido en enero de 2020, se sitúa en 37.000 millones de euros, lo que supone una subida del 14% en comparación con la cifra de negocio pro forma (32.400 millones de euros) de un año antes.
Según la empresa, esta subida se debe al incremento de sus ventas, al efecto positivo de la política de precios y a una mejora del mix de mercado, que solo fue "parcialmente neutralizado" por el tipo negativo de cambio de divisa.
Stellantis contabilizó un volumen mundial de matriculaciones de 1,47 millones de unidades, mientras que la cifra comercial pro forma fue de 1,56 millones de unidades, un 11% más en la comparativa interanual.
De cara a 2021, la multinacional contempla lograr un margen operativo ajustado de entre el 5,5% y el 7,5%, siempre que no se produzcan confinamientos significativos vinculados con la pandemia de coronavirus.
Stellantis presentó a principios de marzo sus primeros resultados tras la unión de los consorcios francés e italoestadounidense. Ambas compañías contabilizaron un beneficio conjunto de alrededor de 2.200 millones de euros el año pasado, muy por debajo de los más 5.900 de 2019, aunque evitando los números rojos.
La nueva multinacional, con sede en Países Bajos, comenzó su andadura el 16 de enero tras que FCA y PSA culminaran su fusión, dando lugar al cuarto grupo automovilístico más grande del mundo, con unas ventas de 8,7 millones de vehículos al año.