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La pugna política del 4M se centra en la estrategia tributaria de la región

La región es el epicentro del debate sobre la armonización fiscal El pulso se centra en el IRPF y los impuestos cedidos

Fiscalidad Madrid Cataluña
Belén Trincado / Cinco Días
Juande Portillo

La campaña electoral por la Comunidad de Madrid ha estado marcada por un tono bronco, una fuerte polarización de bloques que sus principales candidatos han resumido en las dicotomías “comunismo o libertad” y “fascismo o democracia”, y el envío de graves amenazas a varios de los contendientes. El debate ha dado poco margen a las propuestas económicas, pero entre las pocas que han protagonizado la batalla por el voto destaca la pugna tributaria.

Madrid es una de las comunidades autónomas con impuestos más bajos del país. Goza de los tipos de IRPF más reducidos, tanto para las menores rentas (un 9% autonómico, que asciende al 18,5% al sumar el nacional, frente al más alto, del 12% y el 21,5% que se aplica, respectivamente, en Cataluña) como para las más altas (21% regional y 45,5% total, frente al 29,5% y el 54% de la Comunidad Valenciana), mientras que aplica la presión más baja sobre los tributos cedidos bonificando al 99% buena parte del impuesto de Sucesiones y al 100% el de Patrimonio, por ejemplo. Pese a ello, y aunque los ingresos por las figuras cedidas son considerablemente más bajos que la de pares como Cataluña, arroja la mayor recaudación nacional apoyada en la mayor presencia de rentas altas del país: el 50% del total.

Esta situación ha convertido a la región en el epicentro de un pulso entre el PP, que la presenta como paradigma de su política de impuestos bajos, y el PSOE, que defiende la necesidad de impulsar una armonización fiscal autonómica que evite que la región aproveche su capitalidad para hacer competencia tributaria a otras comunidades que pierden contribuyentes a su favor al no poder permitirse esa estrategia.

A partir de aquí, el PP de Isabel Díaz Ayuso asegura que retomará su promesa aún incumplida de rebajar medio punto el tipo en todos los tramos de IRPF. Pese a la aparente uniformidad de la propuesta, los técnicos de Hacienda (Gestha) alertan de que esta rebaja ahorraría 519 euros de media al 9% de madrileños con rentas más altas, frente a los 25 euros que supondría para las rentas bajas, y los 163 de media, con una pérdida de recaudación de 430 millones. Algo parecido ocurre con la rebaja de 30 millones en Sucesiones anunciada por Ayuso, que solo beneficiaría a 11.000 contribuyentes, el 0,16% de vecinos. Las medidas contarían, a priori, con el aval de Vox, que apuesta por una rebaja “radical e inmediata” de los impuestos, y el de Cs que ya apoyó la citada rebaja de renta.

En el otro extremo del espectro, Pablo Iglesias apadrina la propuesta de Unidas Podemos de elevar el tipo máximo autonómico del IRPF del 21% al 25% (pasando a un marginal total del 49,5% a partir de los 60.000 euros); crear un nuevo tramo desde los 150.000 euros al 27% (51,5% en total); y rebajar el mínimo al 8,5% (18%) hasta los 12.450 euros.

A su vez, Mónica García, de Más Madrid, apuesta por rebajar la bonificación de Sucesiones para herencias superiores a un millón de euros (rebajándola al 60% desde ahí; al 25% hasta los 10 millones y al 10% desde ahí) o por elevar del 2% al 6% el gravamen sobre transmisiones patrimoniales de más de 250.000 euros.

Finalmente, el PSOE de Ángel Gabilondo asegura que los fondos europeos permitirán no tener que subir impuestos durante dos años, aunque aboga por abrir el debate sobre una reforma integral de la financiación y la tributación en la región para después.

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