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El plan de la Superliga de fútbol empieza con un gol de desventaja

Los intereses futbolísticos nacionales, que se oponen a ella, son los que tienen al final el poder de negociación

Europa Press

La propuesta de la nueva liga de fútbol europea podría crear la mayor convulsión en décadas en el deporte más popular del mundo. Paradójicamente, la ruptura respaldada por JPMorgan también puede ser demasiado modesta para que funcione.

Desde el punto de vista de los propietarios de clubes de fútbol como John Henry, del Liverpool, la familia Glazer, del Manchester United y el clan Agnelli, que controla la Juventus, la Superliga anunciada el domingo tiene una lógica financiera convincente. La docena de clubes fundadores tendrían una plaza garantizada en la nueva competición entre semana. Y eso les aseguraría una mayor parte del pastel y eliminaría el riesgo económico que corren si no se clasifican, que es lo que ocurre actualmente en la Liga de Campeones de la UEFA.

Aunque es posible que los aficionados descontentos prefieran un torneo basado puramente en el mérito deportivo, los grandes clubes creen que tienen que tener algo más que decir. Al fin y al cabo, el público mundial, de Seattle a Singapur, quiere ver a las estrellas como Lionel Messi del Barcelona y Mohamed Salah del Liverpool. ¿Por qué no deberían controlar esos clubes los acuerdos de retransmisión y de patrocinio, cuyo valor depende en última instancia de sus propias inversiones en talento futbolístico?

La ventaja para los implicados es evidente. Los clubes fundadores de la liga se repartirán un fondo inicial de 3.500 millones de euros por comprometerse a participar en el torneo. Eso equivale a 233 millones de euros para cada uno, suponiendo que el París Saint- Germain y otros dos se suban al carro. Por tanto, no resulta sorprendente que las acciones de la Juventus, valorada en 1.200 millones de dólares, subiesen un 14% ayer por la mañana.

Sin embargo, las ganancias difícilmente le van a cambiar la vida a un equipo puntero como el Manchester United, que generará unos ingresos de 900 millones de dólares en la próxima temporada, usando la media de las estimaciones de los analistas. La verdadera fuente de ingresos para la mayoría de los clubes, especialmente en Inglaterra, siguen siendo las competiciones nacionales como la Premier League. La Superliga está más diseñada para aumentar esas fuentes de ingresos duraderas que para sustituirlas.

Eso hace que el apoyo de las competiciones nacionales, como la Premier League, la Liga española y la Serie A italiana, sea decisivo. Pero se han opuesto firmemente a la Superliga, e incluso han amenazado con expulsar a los clubes que participen en ella. Aunque es difícil imaginar que eso llegue a pasar, muestra que los intereses futbolísticos nacionales son los que tienen al final el poder de negociación. La nueva Superliga empieza perdiendo por un gol.

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