El bloqueo al rescate de Abengoa pone en jaque garantías por 4.500 millones
El plan de salvamento de los Amodio está en fase de estudio
Los Amodio, unidos a AbengoShares y a otros inversores, han puesto encima del tapete un nuevo plan de rescate alternativo para Abengoa. Han fichado para ejecutarlo a Pérez-Llorca y ya han sondeado tanto el Gobierno como a los acreedores. Pero, mientras tanto, los negocios de la empresa siguen sufriendo, y están en riesgo avales de la banca por unos 800 millones, de unas garantías que suman en total 4.500 millones.
El rescate de Abengoa se complica cada día. Ahora requiere más dinero, no son suficientes los 500 millones de euros en liquidez y avales que se pactaron hace ocho meses, según fuentes financieras, mientras los organismos públicos –el ICO y la SEPI– arrastran los pies. Pero los primeros accionistas de OHL, la familia mexicana Amodio, han lanzado, junto a los minoritarios agrupados en AbengoaShares y las firmas energéticas EPI y Ultramar Energy un salvavidas de 200 millones a la empresa,
A falta de conocer el destino final de este plan y del planteado por la propia empresa con la participación del fondo californiano TerraMar, el negocio del grupo de ingenería, concentrado en Abenewco, sigue deteriorándose. Están en juego las garantías que la firma incluye a la hora de adjudicarse los proyectos.
Abengoa ha comprometido garantías respecto a proyectos en ejecución por unos 4.500 millones de euros, según las últimas cuentas. Aquí se suman avales y seguros por casi 800 millones, y otras garantías con compromisos por escrito, pero sin respaldo financiero, por unos 3.700 millones.
La savia de las empresas de ingeniería son los avales. Las entidades financieras se hacen responsables del buen hacer de las compañías y extienden cheques –con una serie de condiciones, eso sí– que aseguran que los proyectos se llevarán a cabo en tiempo y forma. Si no, los clientes pueden quedarse con el dinero del aval. Los problemas de liquidez de Abengoa, pese al segundo rescate de marzo de 2019, estallaron con el Covid, de ahí que se necesitara un tercer salvamento.
Las entidades financieras que están en los avales, como Banco Santander, el acreedor con más riesgo en esta área, están sometidas a la presión de su ejecución. El importe concreto a cierre de 2019, las últimas cuentas anuales presentadas por el grupo, era de 767,4 millones de euros. Los clientes pueden ejecutarlas en caso de incumplimientos flagrantes por parte de Abengoa. Fuentes conocedoras de la situación señalan que esto provocará pérdidas extra en los acreedores.
La parálisis de la compañía está dando lugar a reclamaciones y facturas que ponen en jaque los avales activos. A cierre del ejercicio de 2019 –las cuentas de 2020 aún no han sido presentadas–, las provisiones por responsabilidades ascendían a tan solo 48,3 millones de euros. Esta cuantía recoge los riesgos relacionados con litigios, arbitrajes y reclamaciones en curso, en las que interviene Abengoa como parte demandada.
Compromisos por escrito
El importe de las garantías totales se dispara hasta los 4.515 millones de euros si se incluyen aquellas que no están respaldadas con un escudo financiero. “El grupo tiene entregados ante terceros (...) diversas garantías a través de declaraciones de intenciones y compromisos asumidos documentalmente como garantía de determinados compromisos asumidos (garantía de ofertas, de evolución de los proyectos, de financiación y otros) por importe de 3.469,5 millones de euros”, señala el grupo en su último informe.
La buena noticia, para los acreedores de Abengoa, es que aquí tendría que darse un proceso de negociación o arbitraje para que los clientes lleguen a cobrar, a diferencia de lo que ocurre con los compromisos blindados con un aval o un seguro.
La promesa de que no habrá despiece
Plan C. El salvamento planteado por los Amodio junto a Abengoa Shares, EPI y Ultramar Energy, es la tercera opción, después de la hoja de ruta oficial, ya desechada, acordada el 6 de agosto y de la alternativa con TerraMar anunciada por la propia Abengoa del pasado 18 de marzo. En la última, los inversores se comprometen a evitar el despiece de Abenewco y a mantener la compañía en Sevilla.
Sin liquidez. La firma ya dejó claro tras el estallido de la pandemia que “la ausencia de liquidez y avales estaban afectando de manera severa al negocio haciendo muy difícil su viabilidad”. Los actuales consejeros solicitaron el concurso de la matriz el 22 de febrero. Los proveedores de Abengoa han dado de plazo hasta el 7 de mayo para que encuentre una solución que no suponga el concurso de acreedores de la filial operativa.