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Las vacunas ‘santifican’ a las farmacéuticas estadounidenses

Un sondeo de Harris realizado en febrero mostró que casi dos tercios de los encuestados calificaban de favorable la reputación de la industria, casi el doble que el año anterior

Un halo angelical se ha extendido por las grandes farmacéuticas de Estados Unidos. El éxito de Pfizer y Johnson & Johnson en el rápido desarrollo de vacunas contra la Covid-19 ha propulsado la imagen de una industria acostumbrada a estar siempre en el punto de mira. El beneficio inmediato no es moco de pavo: Pfizer calcula un beneficio asociado a la vacuna de 4.000 millones de dólares en 2021. Pero es no es nada comparado con lo bien que les vendrá tener a los políticos de su parte.

Las vacunas normalmente tardan una década en llegar al mercado. En la décima parte de ese plazo, ya se han repartido más de 180 millones de dosis solo en los Estados Unidos, y el ritmo va en aumento. Un sondeo de Harris realizado en febrero mostró que casi dos tercios de los encuestados calificaban de favorable la reputación de la industria, casi el doble que el año anterior.

Las acciones de Pfizer cotizan planas en lo que llevamos de año, no mucho mejor que las de la británica AstraZeneca, cuya vacuna está rodeada de dudas en torno a su fiabilidad, o de Sanofi, que aún tiene que desarrollarla. Pero la experiencia subraya lo beneficioso que resulta llevarse bien con los gobiernos. El Gobierno estadounidense inyectó fondos para el desarrollo y fabricación a gran escala. También garantizó la compra de millones de dosis, no se volvió cicatero con el precio y protegió a las compañías ante posibles litigios. Esto explica por qué el ritmo de vacunación duplica al de la UE.

La victoria demócrata elevó el riesgo de controles de precios, pero el Congreso se lo pensará dos veces antes de aplicar un recorte. El éxito también podría impulsar la productividad de los laboratorios. Los reguladores verán que tiene sentido aprobar fármacos innovadores, como la vacuna de Moderna, a pesar de los riesgos. Y luego está la cuestión de los fondos. Las farmacéuticas no hacen mucha investigación básica porque la compensación es incierta. Biden ha propuesto aumentar el gasto federal en I+D en más de 300.000 millones de dólares durante cuatro años. La medicina es ahora un beneficiario más popular que nunca. Ese es el verdadero halo del coronavirus.

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