Cuerva, reelegido al frente de Cepyme: hemos aceptado "trágalas" para poner a la empresa en el centro
El líder de las medianas y pequeñas empresas advierte que, a partir de ahora, no está dispuesto "a cargar a la empresa con decisiones que son objetivamente malas"
La Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme) --la división de la patronal CEOE para las compañías de menor tamaño-- ha reelegido hoy a su actual presidente, Gerardo Cuerva, para un nuevo mandato de cuatro años. En su discurso ante la asamblea electoral y en presencia del presidente de CEOE, Antonio Garamendi, Cuerva ha justificado que los empresarios, viviendo "una clara situación de trágala" en el diálogo social con el Gobierno, han llegado a acuerdos "que no eran jamás un cheque en blanco al Ejecutivo sino un intento de mantener a la empresa en el centro del tablero".
Cuerva ha asegurado que en el último año y medio, ya antes de la pandemia, las organizaciones patronales Cepyme y CEOE acudían a las negociaciones del diálogo social "con la sensación flotando en el ambiente de estar frente a un gobierno --o ante una de sus partes-- que no valora a la empresa y pretende llegar directamente al ciudadano, saltándose al tejido empresarial (...) Que considera el diálogo social, poco más que como una mera excusa para el próximo titular, para el próximo tuit o una excusa más para la propaganda".
Además, ha reconocido que muchos de esos acuerdos en aras de poner a la empresa en el centro consistieron en "aceptar un mal menor", porque "es obvio que una subida del Salario Mínimo Interprofesional del 5,5% es mejor que una del 10%". Si bien, acto seguido, ha planteado a la cúpula empresarial presente en la asamblea de Cepyme, incluido Garamendi, si eso es suficiente y si es a lo máximo a lo que pueden aspirar las patronales como piezas del diálogo social.
En opinión de Cuerva, con esa aceptación del mal menor tampoco se ha conseguido el objetivo de que el Gobierno de a las empresas el papel que se merecen creando planes para mejorar su competitividad. Por eso, el líder de las pymes para los próximos cuatro años ha puesto pie en pared de manera pública y ha lanzado una clara advertencia al Gobierno para las próximas negociaciones, que también puede entenderse dirigido a la CEOE: "No estoy dispuesto a cargar a la empresa con decisiones que son objetivamente malas, sin lograr cambiar esa corriente que demoniza a los empresario de este país", ha dicho.
Cuerva fue nombrado hace dos años por los vicepresidentes de la organización tras la marcha de su anterior presidente, Antonio Garamendi, a la presidencia de CEOE y es ahora cuando una Asamblea General de carácter electoral ha reelegido al presidente y renovado la composición del Comité Ejecutivo. Su candidatura se ha presentado con el respaldo unánime del Comité Ejecutivo y con los avales de más de la mitad de las organizaciones miembro de Cepyme.
También ha recibido el respaldo expreso del presidente de CEOE, Antonio Garamendi, quien ha intervenido también en la asamblea para destacar que "si algo es importante ahora es la unidad empresarial y si algo estamos haciendo es dar ejemplo" a la clase política, ha dicho. Es más, ha añadido que las organizaciones empresariales son "la pieza clave para la moderación y la estabilidad en España".
Por su parte Cuerva ha recogido este guante y, pese a advertir que endurecerá sus exigencias en próximas negociaciones con el Gobierno y los sindicatos, ha indicado que su intención es hacer de Cepyme "una organización más influyente que, de la mano de CEOE, sirva aún mejor a las pequeñas y medianas empresas y a sus representantes".
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Un industrial de tercera generación
"Mi objetivo al llegar a los sitios no es estar cómodo sino resultar útil", aseguraba hoy el recién reelegido presidente de Cepyme, Gerardo Cuerva, cuando rememoraba el momento en el que se dio cuenta de que era empresario, las primeras veces que entró en el despacho de su empresa del sector eléctrico granadino, heredada de su padre y de su abuelo y, posteriormente, en el despacho de la Confederación Granadina de Empresarios que también ocupó anteriormente su progenitor.
Este ingeniero industrial está convencido de que la prosperidad del país pasa por mejorar la competitividad de su tejido empresarial, desde el más pequeño al más grande. "Recelo de quienes miran a países del norte de Europa para cantar las bondades de sus modelos de bienestar social, ocultando que esos mismos países han hecho de la competitividad de sus empresas su máxima prioridad".
Para lograr mejorar la competitividad empresarial tiene claro que se debe hacer en materia legislativa para las compañías: "Creemos que es necesario rebajar su presión fiscal, reducir las cotizaciones, acometer una reforma laboral que quite su foco de lo ideológico y lo ponga en la productividad y la flexibilidad, eliminar las barreras que penalizan el crecimiento de las empresas, luchar con ahínco contra la morosidad, reducir y simplificar la burocracia y volver al mercado único".