El bono de EE UU compite ya con la rentabilidad por dividendo del S&P
Se sitúa en el 1,4% frente al 1,47% que ofrece el índice
La escalada de los rendimientos de la deuda soberana en las últimas semanas ante el temor de una subida de la inflación ha llevado al del bono de Estados Unidos a 10 años a hacerle competencia a la rentabilidad del dividendo del S&P 500. El pasado jueves, el bono estadounidense con vencimiento en 2031 tocó el 1,6%, si bien desde entonces ha retrocedido ligeramente hasta el entorno del 1,4%, pero sigue haciendo frente al 1,47% de la retribución al accionista del conjunto del S&P 500. Mayor distancia le separa aún de la retribución al accionista que otorga el conjunto del Dow Jones, del 1,92%, a pesar de que se ha visto reducida desde el 3,4% de hace un año.
Esto amplía los temores a una corrección en la renta variable ante la salida de flujos de inversión hacia la renta fija tras un periodo de tipos ultrabajos en el que los inversores se han visto obligados a asumir más riesgos para arañar algo de rentabilidad y donde las Bolsas han sido el activo por excelencia en la asignación de activos de las carteras.
Sin embargo, los bancos centrales han frenado cualquier atisbo de cambio en su política de tipos cero para contener la inflación. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha descartado este escenario, pero no ha logrado convencer a los inversores. De hecho, sus palabras coincidieron con el máximo del bono de EE UU a diez años, que alcanzaba el 1,6% desde principios de febrero de 2020, cuando el Covid-19 no se había convertido aún en una pandemia y había paralizado las economías mundiales.
"Los precios de los bonos están en riesgo, y esto claramente supone un riesgo para los mercados bursátiles también, al menos para cualquier acción con características similares a la renta fija", apunta Didier Saint-Georges, miembro del comité estratégico de inversión de Carmignac. Si finalmente se produce esa temida subida de tipos, para no verse dañada, "la renta variable deberá verse respaldada por un crecimiento de los beneficios suficiente", explica Saint-Georges.
Mientras la rentabilidad del bono alcanzaba máximos la semana pasada, Wall Street sufría un fuerte castigo. Tres jornadas después, estas pérdidas se han evaporado y los parqués estadounidenses retoman su senda alcista alentados por el paquete de estímulos que votará esta semana el Senado. De hecho, el lunes, el S&P 500 registró su mejor jornada desde de junio.
Aunque la deuda no ha empezado a registrar un cambio notable en su tendencia hasta las últimas semanas, el rendimiento medio de los dividendos de Wall Street comenzó un descenso a finales de marzo de 2020 que aún no ha cesado motivado por la suspensión de los pagos al accionista ante el cierre de las economías. El máximo de finales de marzo se corresponde así con el desplome de las acciones, que hizo que aumentara la rentabilidad de los dividendos. Y es que además, la rentabilidad por dividendo de los índices estadounidenses suele ser más reducida que, por ejemplo, el caso del Ibex, dado que las empresas estadounidenses son más propensas a ejecutar planes de recompra de acciones.
Los valores aristócratas del dividendo
En tiempos de incertidumbre como los que se viven desde hace ya un año, asegurar la inversión es clave. La renta fija, el dólar o materias primas como el oro son las clásicas apuestas seguras, pero el inversor también puede optar por invertir en empresas que garantizan el pago de un dividendo anual. El índice S&P Dividend Aristocrats está integrado por compañías que han elevado la retribución al accionista de forma ininterrumpida en los últimos 25 años. Forman parte de él valores como Exxon, Caterpillar o Chevron. El año pasado logró una rentabilidad del 8,7%, frente al 18,4% que registró el S&P 500. En los últimos 20 años ha logrado ser más rentable que su hermano mayor en el 60% de los ejercicios.