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Tribuna
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Hamelín

Cuidado con las músicas de Elon Musk de WallStreetBets o de Reddit

CINCO DÍAS

Hace mucho, mucho tiempo hubo en Alemania una ciudad llamada Hamelín. Sus habitantes vivían felices hasta que un día empezaron a llegar a la ciudad cientos de ratas, invadieron la ciudad y no eran capaces deshacerse de ellas. Entonces llegó a Hamelín un trovador que aseguró al alcalde que sería capaz de limpiar la ciudad de ratas a cambio de una recompensa. Los ciudadanos de Hamelín se comprometieron con ello con tal de librarse de las ratas.

El trovador empezó a tocar su flauta, y todas las ratas salieron de sus agujeros y le siguieron al sonido de la música. El flautista se dirigió hacia el río y las ratas, que iban tras él, perecieron ahogadas. Cumplida su misión, el hombre volvió al pueblo a reclamar su recompensa, pero los aldeanos se negaron a pagarle. El flautista, muy enfadado, en busca de venganza volvió a tocar con la flauta su extraña música. Esta vez fueron los niños, los que le siguieron al compás de la música, y abandonando el pueblo los llevó hasta una cueva. Nunca más se volvieron a ver.

Este cuento de los hermanos Grimm tiene su moraleja y su mensaje sigue siendo de actualidad hoy, y lo podemos extrapolar a los mercados financieros. Esta historía nos habla sobre la desconfianza y la confianza, el engaño, la avaricia, la venganza. Todos estos sentimientos aparecen en nuestro comportamiento también en las finanzas y su estudio nos lleva a la economía conductista, que, simplificando, es el sentido común. El refranero popular que es muy sabio y  nos advierte de esta serie de comportamientos. Siguiendo la economía conductista, los sesgos que podemos observar son:

1) El llamado sesgo de la autoridad. Es la tendencia a sobreestimar a determinadas personas, por el hecho de “ser vos quien sois”. Confianza ciega en alguien que normalmente se aprovecha de los momentos débiles de los agentes, y ya se sabe que quien admira e idolatra lo hace desde los sentimientos, no desde la razón.

2) El sesgo de la conducta social. La tendencia a imitar las acciones que realizan otras personas. Donde va la gente donde va Vicente. No quiero perderme lo que el vecino me dice que está ganando, la envidia es muy mala consejera, y la avaricia rompe el saco.

3) El sesgo de exceso de confianza. Tendencia a sobreestimar los conocimientos y juicios subjetivos, unida a la ilusión de control y el sesgo de confirmación buscando informaciones de manera que confirmen convicciones.

Así hoy en día se ven ejemplos en el mercado que ponen de manifiesto una serie de sesgos en la conducta de los inversores.

Ejemplos palpables de estos sesgos se pueden ver en las redes sociales, cómo multitud de personas siguen la música de Elon Musk, o la música de WallStreetBets, o la música de Reddit no sabiendo dónde van y como a los niños de Hamelín acabarán en un agujero de difícil salida.

Estos niños que siguen a esta música y hasta se endeudan para invertir en esos activos olvidan lo que señaló Goethe “lo que no se entiende no se posee”. Y los grandes gurús de la inversión actual también olvidan lo señalado por el filósofo Nicola Iorga “La confianza se pierde solo una vez”.

Coincide además que la inmensa mayoría de los cautivados por la música son eso: niños en el mercado, inversores con poca experiencia, lastrados por la dependencia de las redes, de la información mediática y de la consecución del dinero rápido y fácil.

Araceli de Frutos, EAF 107 y asesora del fondo Alhaja Inversiones.

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