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Europa es ahora el frente principal en la guerra de la ‘gig economy’

Los tribunales de los países europeos están reconociendo derechos laborales a los profesionales de empresas como Uber o Deliveroo

Europa se está convirtiendo en el frente principal de la guerra sobre la condición que debe reconocerse a los trabajadores de la gig economy o economía del bolo. El endurecimiento de las normas en Gran Bretaña, España y otros países significa que el camino hacia el beneficio va a ser un poco más largo para empresas como Uber Technologies (con una facturación anual de 111.000 millones de euros), y los precios algo más altos para los consumidores.

El viernes pasado, el Tribunal Supremo de Reino Unido clasificó a un grupo de conductores de Uber como trabajadores por cuenta ajena. Esto significa que las 25 personas que presentaron la demanda tendrán beneficios como el salario mínimo, y sienta un precedente para los aproximadamente 60.000 conductores que tiene el grupo en Gran Bretaña, además de para otros que trabajan para empresas rivales dedicadas a llevar comida a domicilio como Deliveroo.

Cuesta calcular el coste directo para Uber, ya que un tribunal laboral se encargará de determinar los detalles exactos. Eso sí, el nuevo régimen parece caro. Los jueces decidieron que la jornada laboral de los conductores comienza en el momento en que encienden la app y están dispuestos a aceptar trayectos. En la práctica, esto puede suponer que Uber tenga que pagarles por las horas trabajadas en vez de por los trayectos completados, lo cual implica una base de costes más rígida.

Esto forma parte del endurecimiento generalizado de las medidas en toda Europa. Tribunales de España. Italia, Países Bajos, Francia y Bélgica han fallado en favor de aumentar los derechos de estos trabajadores bajo demanda. En España, la ministra de Trabajo Yolanda Díaz quiere una ley que establezca el principio de que las empresas de comida a domicilio tengan que contratar a sus transportistas, en vez de actuar como intermediarios. En los próximos meses, la Comisión Europea formulará recomendaciones sobre la legislación relativa a esta economía del bolo, que servirían de modelo para toda la UE.

El panorama para el sector es más sombrío que en Estados Unidos, donde una votación reciente en California proporcionaba a las empresas como Uber la hoja de ruta para alcanzar un compromiso con los trabajadores en el resto del país. Las apps de entrega a domicilio tendrán que pagar parte de los costes de la asistencia sanitaria en el estado, pero las medidas distan mucho de garantizar unos beneficios plenos. Uber podría ejercer presión para obtener un trato legislativo similar en Europa, pero los gobiernos de la región tradicionalmente se muestran más firmes a la hora de proteger los derechos laborales.

La consecuencia de unos costes más elevados es que Uber, Deliveroo y otras empresas tendrán un camino más largo hasta alcanzar beneficios. Europa, Oriente Próximo y África representaron el 21% de los ingresos de Uber en los tres últimos meses de 2020. Deliveroo, con sede en Londres, tal vez tenga que responder a preguntas de los inversores sobre el fallo del Tribunal Supremo, ya que tiene previsto salir a Bolsa este año. Por último, los consumidores tendrán que soportar parte del coste si los servicios suben de precio. Al fin y al cabo, en todas las guerras siempre hay un perdedor.

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