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De pequeña a mediana empresa: ventajas e inconvenientes de dar el salto

Los empresarios cuentan con una amplia variedad de productos para asegurar sus riesgos

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Marta Yoldi

Crecer es un verbo que conjugan a menudo los empresarios. Constituir una pequeña empresa y aumentar su tamaño son deseos comunes en la mentalidad de la comunidad emprendedora de cualquier país y, por supuesto, de España. Dar el salto de lo pequeño a lo mediano es difícil pero no imposible y pasar de emplear a un máximo de 50 trabajadores y de facturar hasta 10 millones de euros anuales, a ampliar la plantilla y llegar hasta los 250 empleados y a 50 millones de volumen de negocio es el sueño de muchos empresarios. Ahora bien, como en cualquier actividad, hay que valorar las ventajas e inconvenientes de cada opción.

Poseer una pequeña empresa supone tener menos quebraderos de cabeza. Gestionar una plantilla reducida es más sencillo que una grande porque hay menos intereses que atender. Y un elemento no menos importante es que un equipo humano menos numeroso tiene ocasión de estar más implicado en el negocio. Una segunda ventaja es que los costes de actividad, personal y proveedores son más abarcables. También la logística empresarial es más sencilla porque se necesitan menos locales, menos suministros y menos vehículos para llegar a todos los clientes.

Todas las guías empresariales y comerciales indican que, además, un pequeño empresario conoce mejor a su clientela, hay más cercanía con ella. Este aspecto tiene mucha importancia a la hora de buscar y encontrar posibles nichos de mercado, aunque sea a pequeña escala. Una empresa de menos de 50 trabajadores da lugar, asimismo, a que el propietario o los socios desarrollen mejor su creatividad y sus ideas iniciales de negocio. Por último, se suele destacar como gran elemento positivo el hecho de que, si bien el volumen de negocio es más reducido, los márgenes de beneficio en una pequeña empresa bien gestionada son más altos.

Inconvenientes

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Sin embargo, existen no pocos inconvenientes para los pequeños. La Confederación de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme) enumera los siguientes: menor productividad, menor solidez financiera, como pone de manifiesto su reciente Barómetro de opinión de las pymes, según el cual la crisis provocada por la pandemia de Covid-19 ha puesto en riesgo la supervivencia de más del 23% de empresas medianas y del 50,5% de las pequeñas; mayor dificultad en el acceso a la financiación, demostrado en el hecho de que a los créditos avalados por el ICO han accedido el 69,8% de medianas frente al 48,8% de pymes; menor inversión en I+D+i, menor nivel de internalización y de retención de talento, menos formación de las plantillas, menor capacidad de supervivencia y, por último, menor cooperación empresarial.

A la hora de convertir una pequeña empresa en mediana hay que tener en cuenta que existen una serie de requisitos como son la obligación de constituir un comité de empresa, la de no presentar las cuentas anuales de forma abreviada, la de realizar los pagos del IVA de forma mensual y la necesidad de contratar a un auditor de cuentas.

Los riesgos que corre una empresa pequeña obligan, por otra parte, a una mayor cobertura, como explica Nieves Malagón, de la compañía AXA: "De forma general, han de proteger a las personas, tanto a los empleados como a los empresarios, fundadores, directivos, etcétera, en aspectos generales, de ahorro... Han de asegurar el negocio para que la actividad continúe y eso pasa, entre otras cosas, por contratar seguros que den cobertura en caso de daños a los bienes tangibles, como una maquinaria, una oficina, una furgoneta, o intangibles, como puede ser el caso de proteger una posible pérdida de beneficio por la paralización de la actividad o la información con la que se trabajan en el día a día. Deben contar con seguros que les permitan hacer frente a posibles reclamaciones de terceros por un mal servicio, un error en este o en el trabajo realizado. La variedad de seguros es numerosa".

Multirriesgo empresarial

Por todo ello, Malagón afirma que "el seguro más común para una pyme es el de multirriesgo empresarial. En este punto es importante revisar su contenido y el servicio posventa, dada la amplia oferta que existe en el mercado. Y, si se puede contar con el asesoramiento de un profesional que despeje dudas, que suelen ser numerosas, mejor que mejor. Por ser un seguro común no es menos importante ni queda exento de entenderlo en cada uno de sus términos". De manera obligatoria, recuerda que una pyme ha de tener asegurados sus vehículos o flota, contar con cobertura de accidentes, convenio para empleados dependiendo del sector de actividad y comunidad autónoma, además de tener cubierta la responsabilidad civil para el desarrollo de determinadas actividades y profesiones y, en algunas ocasiones, incluso la responsabilidad medioambiental o caución.

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Otro de los aspectos que resalta el barómetro de Cepyme es que dos de cada tres medianas empresas están optando por el teletrabajo. Así, la experta de AXA recomienda que, "además de contratar los seguros básicos que nunca deben faltar y deben adecuarse a cada negocio, destacaría la necesidad de contar con un seguro de ciberseguridad, dada la situación actual de teletrabajo masivo y uso continuo de las plataformas online". De hecho, el teletrabajo ha propiciado, según Nieves Malagón, "que se desarrollen de forma continua coberturas de protección para las personas que realizan su negocio desde casa como es el caso de Tu Oficina en Casa".

Si se da el salto de tamaño también es muy recomendable "el sistema de pago de nómina flexible, que está vinculado a la contratación de un seguro de salud por parte del empleado. Permite al empresario mantener la masa salarial, mientras que el empleado recibe un salario neto más alto, al mismo tiempo que puede elegir qué parte del salario cobrar directamente y qué parte invertir en productos y servicios que necesita, como un seguro de salud o pagos de guardería, entre otros".

"En último caso −añade Malagón−, hay que destacar también el seguro de responsabilidad de directivos y administradores. Este seguro protege al ejecutivo y a la sociedad frente a demandas de terceros, ofreciéndoles la tranquilidad que necesitan para el desarrollo de su día a día. Una falta de adecuación del negocio a una determinada legislación, la simple aprobación de las cuentas anuales o la adjudicación de un contrato de limpieza son situaciones habituales que pueden suponer un riesgo para el administrador, gerente o directivo", advierte.

El seguro empresarial está cambiando, como todo en la sociedad. Malagón señala que "también está evolucionando la forma de construir el propio seguro. Me refiero a los seguros paramétricos que son de gran utilidad en el caso de que, de forma objetiva, se pueda establecer un nexo causa-efecto entre un factor y una pérdida económica a través de registros transparentes y claros". Un ejemplo es el caso de una cadena de tiendas de ropa que no puede dar salida a una colección de verano por bajas temperaturas durante un periodo de tiempo concreto. “Si los parámetros temperatura y periodo de tiempo, por ejemplo, están fijados y se cumplen, el cliente recibiría la indemnización pactada en el contrato”, explica.

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