La serie ‘Industry’ muestra que la banca de inversión necesita un lifting
BBC y HBO no logran convertir las finanzas en algo apasionante, pero sí reflejan lo anticuado que está el negocio
La banca de inversión puede parecer glamurosa desde fuera, pero la realidad mundana de las hojas de cálculo y las presentaciones en diapositivas es difícil de dramatizar. Industry (industria), una nueva serie de la BBC y la HBO, lo intenta. Sigue a una promoción de recién graduados abriéndose camino por Pierpont & Co, un banco de inversión ficticio de Londres. Aunque la serie no logra hacer de las finanzas algo apasionante, refleja con precisión lo poco que se ha mantenido al día la industria con el cambiante mundo del trabajo.
Industry, entre cuyos directores se encuentra la creadora de Girls, Lena Dunham, fue escrita por Mickey Down y Konrad Kay, que trabajaron en finanzas hace unos ocho años. Al comienzo de la serie, algunos de los nuevos reclutas, de origen socioeconómico y étnico diverso, se incorporan a la división que asesora a las empresas en fusiones, mientras que los demás, incluida la protagonista, Harper, ocupan sus puestos en el parqué.
Como muchos retratos ficticios de las finanzas, a la serie le cuesta abordar su temática, cargada de jerga. Harper opera con swaps de riesgo crediticio (credit default swaps) y casi pierde mucho dinero en una sola transacción. En lugar de confesar, mantiene su posición abierta, esperando que el dólar se fortalezca. Contra todo pronóstico, la pérdida se convierte en una ganancia y Harper fortalece su relación con su mentor. Es una secuencia que cualquier espectador no experto encontrará difícil de seguir.
El mayor problema, sin embargo, es el grado poco realista de autonomía que la serie otorga a sus jóvenes protagonistas. Mientras que el aspecto y el estilo de los decorados es inquietantemente preciso, Industry pasa por alto lo reglamentados que están los equipos de banca de inversión.
Trabajé como analista recién graduada en banca de inversión en la época de la última crisis financiera. Incluso las ofertas de contratos menores se pasan de unas manos a otras en una cadena de varias personas antes de cerrarse. Incluso al joven más prometedor le costará causar impacto y no digamos pasar tiempo con un cliente.
La serie es muy parecida a otras series sobre jóvenes, pero con alguna referencia ocasional y forzada a Margaret Thatcher. Los intentos de introducir historias más actualizadas (por ejemplo, retratando a una clienta como depredadora sexual que abusa de Harper), fracasan. La abundancia de sexo y consumo de drogas parece gratuita.
Un negocio anticuado
Sin embargo, la serie sí captura la naturaleza anticuada del funcionamiento interno de la industria. Mientras que los que están en el parqué de trading y ventas se ajustan más o menos al horario del mercado, los analistas de la división de asesoría trabajan toda la noche en las ofertas. Como se muestra en la serie, el hecho de que un conjunto de presentaciones, plastificadas como se ha hecho durante décadas, necesite una reimpresión por un error menor es el colmo para una noche de vigilia. Si bien es cierto que la cultura de las largas horas en la oficina se ha suavizado un poco en los últimos años, sigue estando muy presente en la banca. Este enfoque parece aún más discordante dado el giro inducido por la pandemia hacia el trabajo desde casa.
Además, en el negocio del trading, el hecho de que Harper diga un precio a un cliente altivo por teléfono es algo que huele a una época pasada. Este mundo puede atraer a graduados impresionables que quieren usar corbatas de Hermès y frecuentar clubes nocturnos en el West End londinense, pero no es nada vanguardista. La representación de la visión la diversidad de la banca, que se parece a tachar casillas de una lista, también suena auténtica: los personajes bromean sobre dos personas de color que nunca han conocido y que han sido photoshoppeadas en un folleto.
La desconexión entre la imagen de alto octanaje de la banca de inversión y la realidad cotidiana tiene poco de nueva. Al igual que los personajes de la serie, yo pensaba que una carrera en la banca significaría hacer viajes de lujo por los mercados emergentes con ropa de diseño. Al final, mi único viaje de negocios fue un vuelo en turista a la ciudad rumana de Cluj-Napoca, donde pasé cinco días redactando registros de préstamos en una sala de datos llena de humo. El hecho de que el trabajo se pagara tan poco por hora me hizo reacia a gastar el dinero.
La búsqueda de personal
Hoy en día, los reclutadores de graduados de los bancos de inversión compiten por el talento con industrias como la tecnología o la consultoría. El discurso de las startups tecnológicas puede ser más creíble para los jóvenes de 21 años que buscan autonomía en un ambiente de trabajo moderno. También tienen más oportunidades de ofrecer un trabajo que parezca más ético a jóvenes inteligentes preocupados por su propósito en la vida.
En comparación, el analógico mundo bancario de papeles plastificados y las líneas telefónicas fijas que retrata Industry carece de dinamismo. Si quiere seguir atrayendo a los reclutas más brillantes, esta industria le vendría bien un lifting.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías