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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un nuevo modelo de supervisión que no debería retrasarse sine die

La clave para el buen funcionamiento de la reforma está en que pueda salir adelante con suficiente consenso parlamentario, lo que explica la decisión de aplazarla

CINCO DÍAS

La reforma del sistema de supervisión financiera en España hacia un modelo dual o twin peaks –en el que la CNMV se encargue de la conducta de las entidades y el Banco de España de su solvencia– es una vieja aspiración del organismo que todavía dirige Sebastián Albella y todo apunta a que, de momento, seguirá siéndolo. Pese a que el proyecto está en la agenda del Ministerio de Asuntos Económicos, este ha decidido retrasar su puesta marcha por las complejidades que entraña el proceso y por la carga de trabajo que afronta ahora mismo el departamento, encargado de gestionar los fondos de recuperación europeos.

El modelo de supervisión financiera de España constituye una anomalía en Europa, dado que es uno de los pocos países que cuentan todavía con tres instituciones para ejercer esa función, lo que provoca en ocasiones solapamientos entre ellas: la CNMV, la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones (DGSFP) y el Banco de España. El proyecto de reforma que Economía ha dejado sin fecha implica de facto el traspaso a la CNMV de parte de las competencias que asume ahora el Banco de España, dado que esta pasaría a vigilar la conducta de las instituciones financieras en todos los ámbitos, no solo en el de los servicios de inversión, sino también en el de comercialización de todo tipo de productos financieros, como los depósitos clásicos y las hipotecas, de los cuales se encarga la institución que dirige Pablo Hernández de Cos.

La implantación del modelo, cuya efectividad ha sido ampliamente testada en varios países europeos, fue una de las conclusiones aprobadas por la comisión parlamentaria creada para analizar la crisis financiera del 2008, y ha sido defendido en varias ocasiones por Sebastián Albella, así como como por la actual subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado. Entre los aciertos del proyecto, además de un reparto más racionalizado y operativo de competencias, figura el desligamiento del mandato del presidente de la futura CNMV respecto a la agenda de los períodos electorales al aumentar su duración de cuatro a seis años, además de hacerlo improrrogable.

En cualquier caso, y más allá de su efectividad técnica, la clave para el buen funcionamiento de la reforma está en que pueda salir adelante con suficiente consenso parlamentario, una circunstancia que explica la decisión de Economía de aplazar el cambio de modelo hasta que exista una coyuntura política más estable y que permita asegurar mayorías más amplias, pero que no debería traducirse en ningún caso en un retraso sine die.

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