Berlín inaugura su nuevo aeropuerto, en plena pandemia del Covid, con ocho años de retraso
La inauguración, originalmente planificada para mayo de 2012, tuvo que ser aplazada en siete, ocasiones lo que ha generado un aumento de los costes de 225%
En plena pandemia por Covid-19, Berlín ha inaugurado este sábado su nuevo aeropuerto, al recibir su primer vuelto, en un estreno que llega casi con nueve años de retrasos, sobrecostes multimillonarios y con previsión de escaso tráfico por el impacto del coronavirus. La puesta en funcionamiento del aeropuerto Willy Brandt (o el BER como también se llama) se ha hecho sin grandes ceremonias de inauguración. Sencillamente un avión procedente de Múnich aterrizó en la pista, y eso no se debe solo al coronavirus sino, ante todo, a la historia del proyecto lleno de contratiempos.
Ni siquiera hoy se logró que todo funcionara a la perfección. Los dos vuelos, el que venía de Múnich y otro que venía de Tegel, el otro aeropuerto de Berlín que sale ahora de servicio, debían aterrizar al tiempo pero el mal clima no lo permitió. No obstante, eso es una pequeñez, si se tiene en cuenta toda la historia de aplazamientos y aumentos de costos que han rodeado el proyecto.
La inauguración, originalmente planificada para mayo de 2012 tuvo que ser aplazada en 7 ocasiones lo que ha generado un aumento de los costes. El primer aplazamiento se dio la víspera del día fijado, debido a problemas en la prevención contra incendios. Inicialmente, cuando se empezó la construcción en 2006, se calcularon costes 2.000 millones de euros. Tras los sucesivos aplazamientos, debido a diversos fallos en la construcción que han tenido que ser corregidos,
los costes han subido un 225% hasta los 6.500 millones de euros.
Toda esa historia convirtió la construcción del aeropuerto, que debía ser un símbolo de la transformación de Berlín como capital de la Alemania, en un ejemplo emblemático de mala planificación y de ineficacia. Con la puesta en funcionamiento el aeropuerto, del que son socios
el estado alemán, la ciudad estado de Berlín y el estado federado de Brandeburgo, no sale de sus problemas económicos.
La situación actual, en la que la pandemia genera una reducción drástica del tráfico aéreo, agrava una situación ya de por su difícil debido a las deudas acumuladas durante el tiempo de construcción. La inauguración estuvo acompañada de protestas de pequeños grupos que, ya antes de la llegada de los primeros vuelos, se dieron cita en las proximidades del nuevo aeropuerto para protestar contra la apertura.
Los miembros de un grupo autodenominado "Am Boden bleiben" (Permanecer en tierra) rechazan que en medio de la crisis climática se abra un nuevo aeropuerto de grandes dimensiones cuando el objetivo debería ser reducir de manera drástica el tráfico aéreo. "Somos partidarios de que se eliminen los vueltos internos dentro de Alemania y que se cierren los aeropuertos regionales", dijo la portavoz del grupo, Lena Tucknack.