Johnson pide a la UE un “cambio de enfoque” para seguir negociando y aviva el Brexit duro
La UE responde con que quiere un acuerdo, pero no a cualquier precio
Continúa el tira y afloja entre Bruselas y Londres. El primer ministro británico, Boris Johnson, ha reaccionado este viernes a las conclusiones adoptadas ayer por los 27 líderes europeos en el Consejo, que pedían a Reino Unido volver a los puntos de partida adoptados en el acuerdo de retirada para poder seguir negociando la futura relación comercial entre los dos bloques, que comenzará el 1 de enero de 2021. Johnson no se levanta formalmente de la mesa, pero advierte a la UE de que "si no hay un cambio de enfoque" no habrá consenso. La falta de pacto implica, de lleno, un Brexit económico a las bravas.
Desde el número 10 de Downing Street se ha vuelto a pedir, de forma velada, una relación comercial con la UE a la canadiense, es decir, pudiendo beneficiarse de manera más o menos holgada de los favores del mercado único. Por eso, ha recalcado Johnson, y dada "la falta de flexibilidad" de la UE, "es momento de que nuestras empresas se preparen para un acuerdo a la australiana", es decir, un no acuerdo. En este caso, las relaciones económicas pasarían a regirse por las normas generales de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
La reacción comunitaria no se ha hecho esperar, y a los pocos minutos de conocerse oficialmente la postura de Londres, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ha publicado un escueto mensaje en su cuenta de la red social Twitter enfatizando en la idea que se repite desde hace semanas en Bruselas: "La UE sigue trabajando por un acuerdo, pero no a cualquier precio. Como estaba previsto, nuestro equipo viajará a Londres la semana que viene para intensificar estas negociaciones".
Antes de la comparecencia de Johnson, el primer ministro de Exteriores, Dominic Raab, pidió "flexibilidad" a la Unión Europea para alcanzar un acuerdo comercial post Brexit entre su país y el bloque comunitario. Según recoge Reuters, sin embargo, estos mensajes cruzados no hacen más que engordar el juego de toda negociación. Así, según fuentes diplomáticas británicas, Johnson "no dijo que dejaría la mesa de negociaciones. No dijo que no seguirían hablando, así que continuarán negociando. Todo esto es solo es retórica".
Los jefes de Gobierno de la UE dieron ayer su beneplácito al negociador comunitario, Michel Barnier, para que prosiga con la ronda de conversaciones con su homólogo británico, David Frost. Siempre, eso sí, aplicando "plenamente" el acuerdo de retirada y sus protocolos y siempre y cuando Londres haga los "movimientos" oportunos. "El Consejo Europeo reafirma la determinación de la Unión por mantener una asociación lo más estrecha posible con el Reino Unido sobre la base de las directrices de negociación del 25 de febrero de 2020, respetando las directrices del Consejo Europeo previamente acordadas", recoge la nota firmada por los 27. En particular, explica el texto, la que atañe "a la igualdad de condiciones, la gobernanza y la pesca".
No obstante, los socios también invitaron a la Comisión a prepararse para una desconexión sin pacto y a tomar medidas unilaterales que salvaguarden los intereses del mercado único. El propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha resaltado este viernes que “España está llevando a cabo, en paralelo, una tarea de preparación para la eventualidad de un no acuerdo”, y ha destacado que “nuestro país estará listo ante cualquier escenario”.
El level playing filed o campo de juego nivelado es una de las exigencias de la UE en estas negociaciones. Bruselas pide que el futuro acuerdo incluya garantías para asegurar una competencia abierta y justa entre las empresas británicas y comunitarias, de modo que las compañías del Reino Unido no se vean beneficiadas con ventajas de las que no pueden disfrutar las entidades europeas, como el mayor acceso a las ayudas de Estado.
La UE quiere para ello que el Gobierno británico se comprometa a que sus regulaciones en áreas como las ayudas estatales, los estándares sociales, laborales, medioambientales y climáticos o la fiscalidad no se diferencien excesivamente de las comunitarias cuando el Reino Unido tenga acceso al mercado europeo como país tercero.
La pesca es otra de las grandes cuestiones que alejan el consenso. El club comunitario, con España y sobre todo Francia a la cabeza, defiende mantener una situación lo más similar posible a la actual, en la que las flotas comunitarias tengan acceso a aguas británicas con las cuotas pactadas. Sin embargo, Londres apuesta por negociar anualmente estas cuotas con los países del bloque.