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La OCDE aplaza la negociación sobre fiscalidad digital hasta mediados de 2021

El organismo alerta de la proliferación de tributos unilaterales si no hay acuerdo global

Pablo Sempere

Las conversaciones que venían sucediéndose en el marco de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para lograr un acuerdo sobre la nueva fiscalidad de los gigantes digitales se han aplazado hasta mediados de 2021, según informó este lunes la organización que dirige Ángel Gurría, que alertó de las consecuencias que esta pausa puede llegar a provocar si los países continúan imponiendo de forma unilateral sus propias tasas a falta de un criterio común. El objetivo inicial era cerrar una propuesta consensuada por las 137 capitales implicadas antes de que acabase el año 2020, sobre todo a raíz de la crisis del Covid-19 y sus consecuencias para las economías nacionales.

Con todo, la OCDE presentó sus propuestas de fiscalidad digital, que trasladará esta semana al G20 en la reunión que mantendrán este miércoles los ministros de Economía y Finanzas y los gobernadores de los bancos centrales. La entidad espera que la propuesta sirva de base para encauzar las negociaciones en el futuro.

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“Acordamos atajar rápidamente los problemas restantes con la vista puesta en llevar este proceso a una conclusión exitosa para mediados de 2021 y resolver los problemas técnicos, desarrollar borradores legislativos, pautas y reglas y procesos internacionales según sea necesario para implementar una solución basada en el consenso”, explicó la entidad.

La propuesta de la OCDE se centra en dos líneas de actuación. Por un lado, en el conocido como Pilar Uno, se propone adjudicar un porcentaje de los beneficios a ciertas jurisdicciones. El objetivo es garantizar que las multinacionales digitales u orientadas al consumidor paguen impuestos cuando lleven a cabo negocios sostenidos y significativos, incluso cuando no tengan presencia física, como exigen a grandes rasgos las normas fiscales actuales. De otro lado está el Pilar Dos, que propone un tipo mínimo global para impedir los efectos de que las empresas establezcan sus sedes en paraísos fiscales.

Según estima la OCDE, la falta de un acuerdo podría dar lugar a una proliferación de impuestos unilaterales sobre los servicios digitales y a un aumento de las controversias fiscales y comerciales, lo que socavaría la seguridad y la inversión, pudiendo generarse además una guerra comercial. Así, la falta de pactos podría reducir el PIB mundial en más del 1% anual. “La ausencia de una solución consensuada probablemente llevaría a la proliferación de medidas fiscales unilaterales y no coordinadas, así como a un incremento en dañinas disputas fiscales y comerciales”, alertó la institución.

El propio Angel Gurría recordó que “no podemos hacer nada si algunos países deciden actuar por su cuenta” y ponen en marcha estos tributos de forma unilateral, como es el caso de España, entre otros. La semana pasada, de hecho, el Senado aprobó el plan de “fiscalidad del siglo XXI”, así bautizado por el Ejecutivo de Pedro Sánchez, en el que entra la tasa Google (y también la Tobin). Este tributo aspira a gravar con un 3% a las multinacionales con ingresos anuales de al menos 750 millones de euros a nivel mundial y de 3 millones en España. Está dirigido a la publicidad online, la intermediación entre empresas y particulares o la venta de datos de usuarios.

Más allá de España, la propia Unión Europea también negocia la puesta en marcha de este mecanismo en el continente si la propuesta consensuada a nivel global no sale adelante. En verano, después de que Estados Unidos interrumpiese las negociaciones, el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, recordó que si la posición de Washington era definitiva, la Unión presentaría su propia hoja de ruta.

Por contra, según los cálculos de la OCDE, un marco común elevaría los ingresos por el Impuesto sobre Sociedades a niveles que podrían llegar hasta los 100.000 millones de dólares (85.000 millones de euros) anuales a nivel global. La OCDE estima que la implementación de un acuerdo multilateral tendrá un efecto negativo de menos del 0,1% del producto interior bruto (PIB) mundial a largo plazo. No obstante, la certidumbre fiscal derivada del pacto podría elevar la inversión y el crecimiento, lo que compensaría “parcial o totalmente” este “pequeño efecto negativo”.

Gurría confía en EE UU

Después de las elecciones. “Creemos que el deseo de seguir adelante con las negociaciones es compartido en Estados Unidos, y que este deseo es bipartidista”, dijo el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría. Así, esgrimió, tras las elecciones presidenciales que se celebrarán el 3 de noviembre, la entidad confía en que, gane quien gane, Washington vuelva a sentarse en la mesa de negociación.

Estados Unidos ya suspendió al comienzo de verano la ronda de contactos con España, Reino Unido, Francia e Italia, entre otros países, para alcanzar un acuerdo en materia de fiscalidad digital, principalmente por el perjuicio que esta tasa podría generar en gigantes digitales estadounidenses como Google, Facebook, Amazon o Apple. Entonces, la Casa Blanca advirtió a los países europeos con que si estos tributos cogían forma sin acuerdo previo, Estados Unidos respondería en represalia con aranceles comerciales a varios productos europeos. Pese a que las principales potencia de la Unión Europea apoyan la puesta en marcha de la conocida como tasa Google, otros socios de la talla de Irlanda o Países Bajos, sede en la Unión de varias de estas empresas, se muestran reticentes.

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Sobre la firma

Pablo Sempere
Es redactor en la sección de Economía de CINCO DÍAS y EL PAÍS y está especializado en Hacienda. Escribe habitualmente de fiscalidad, finanzas públicas y financiación autonómica. Es graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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