Una rebaja temporal del IVA turístico que no debe consolidarse
España tiene pendiente desde hace tiempo una revisión integral del sistema fiscal que incluye la subida del impuesto al consumo en muchas actividades
La debacle que está viviendo el sector turístico español como consecuencia de la crisis del Covid-19 tiene dimensiones históricas de una gravedad sin precedentes. Los datos que maneja Exceltur cuantifican en 99.000 millones de euros la caída de la actividad, directa e indirecta, al cierre de 2020, con un recorte del 65% frente al pasado año, un ejercicio que batió récords en cuanto a ocupación y número de turistas. Ante un horizonte de elevada incertidumbre que solo se clarificará cuando la vacuna para el Covid-19 o su cura efectiva estén disponibles, las empresas del sector han reclamado reiteradamente al Gobierno un paquete de medidas de urgencia que les permita sobrevivir a la peor crisis de su historia. En ese contexto, la industria pidió ayer la bajada temporal del IVA aplicable a las actividades turísticas, actualmente gravadas con un tipo del 10%, en línea con la política adoptada por países europeos como Alemania o el Reino Unido, o algunos de los destinos competidores de España, como Grecia o Túnez.
La demanda del sector turístico se justifica por una coyuntura de especial gravedad de cara a final de año. A las consecuencias directas de la crisis, con caídas en picado de las reservas hoteleras y descenso rotundo del consumo en bares y restaurantes, se une el hecho de que a día de hoy el Gobierno sigue sin acordar una prórroga para los ERTE, que expiran el 1 de octubre y que han supuesto un verdadero pulmón para muchos negocios. A principios de 2021 empieza también el periodo de devolución de los créditos con aval del ICO concedidos durante la crisis, que han dotado de liquidez a muchas empresas en medio del helado invierno del confinamiento. Los empresarios argumentan además que tanto Francia, en crisis anteriores, como Alemania y Reino Unido en la actual, han utilizado la rebaja del IVA para estimular la actividad turística, mientras en destinos extracomunitarios, como Turquía, el tipo del impuesto es apenas del 1%.
España tiene pendiente desde hace tiempo acometer una revisión integral del sistema fiscal que incluye modificar el gravamen de IVA aplicable a muchos productos y servicios, entre ellos el turismo , que deberían pasar de tributar del 10% al 21%. Pero esa reforma, demandada numerosas veces desde Europa, es compatible con la adopción de medidas fiscales de choque para hacer frente a esta crisis, como es el caso de la rebaja del IVA que reclama la industria turística. Se trata de una ventaja que debe ser estrictamente temporal y reducida únicamente al contexto de recesión, dado que España antes o después se verá obligada a oxigenar unas arcas públicas duramente saturadas por el peso de la pandemia y que precisan de mayores ingresos tributarios.