El diálogo, el mejor camino para regular los ERTE y el teletrabajo
El trabajo a distancia debe ser una herramienta de conciliación y productividad, no una carga que disuada de utilizarlo
La crisis del coronavirus ha alterado de forma sustancial el mercado de trabajo español y ha traído a primer plano nuevas figuras sin suficiente regulación para tratar de amortiguar la destrucción de empleo y los riesgos de contagio. Parte del Gobierno arrancó la gestión laboral de la crisis del coronavirus con un discurso antiempresa y una ausencia de diálogo social que resultaron muy perjudiciales, generaron inseguridad jurídica y desconfianza y pueden haber contribuido a que la recesión española haya sido la más aguda de nuestro entorno. Sin embargo, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, parece haber aprendido de sus errores y está tratando de discurrir por la senda del diálogo con los agentes sociales. El diálogo y el acuerdo son, por lo general, mejor camino que la imposición para hallar soluciones, en particular en materia laboral. El Gobierno parece dispuesto a escuchar la voz de las empresas y los trabajadores tanto en materia de ERTE como en relación con el teletrabajo.
La regulación de los ERTE, en particular en la hostelería y el turismo, debería permitir la adaptación de las empresas a la evolución de la demanda. Mantenerlos mientras sean necesarios para conservar los empleos y la viabilidad de las empresas debe ser, como la propia Díaz admitió ayer, el principio rector que guíe la normativa. Sentado ese principio, pactar los detalles debería ser más sencillo.
En cuanto al teletrabajo, el texto inicial redactado por el Gobierno sin consultar con los agentes sociales ha ido mejorando como consecuencia de la negociación. Empresas y trabajadores hicieron esfuerzos y sacrificios para adaptarse de forma acelerada al teletrabajo con el objetivo de reducir el riesgo de propagación del coronavirus. El Gobierno dictó además que el teletrabajo fuese prioritario. No era prudente establecer una regulación permanente para aplicar en una situación de emergencia. Por eso, el último borrador flexibiliza los requisitos del teletrabajo y exime de la obligación de un acuerdo rápido sobre compensación de costes (entre otras materias) a las empresas que hayan aplicado el teletrabajo por esta situación de urgencia. En materia de trabajo a distancia, el objetivo debería ser la fijación de unos mínimos normativos y dejar un amplio margen de negociación a empresas y trabajadores para adaptar el teletrabajo a sus circunstancias particulares. El teletrabajo debe ser una herramienta efectiva de conciliación y productividad y abrir nuevas posibilidades en beneficio de empresa y trabajador, no convertirse en una pesada carga que disuada de utilizarlo.