Alstom puede ponerse dura con la compra de los trenes de Bombardier
Los malos resultados de la unidad de transporte de la canadiense dan ventaja a los franceses en la fusión
La mayor operación corporativa de los transportes europeos podría estar en camino, en busca de un descuento por el Covid-19. El lunes, el fabricante francés de trenes Alstom insinuó que está reevaluando su compra por 8.200 millones de dólares (7.000 millones de euros) de la unidad de trenes de Bombardier. Las altas deudas del grupo canadiense y el consentimiento de la Unión Europea para la unión no hacen más que reforzar la mano negociadora del consejero delegado de Alstom, Henri Poupart-Lafarge.
El lunes, Poupart-Lafarge emitió una declaración críptica refiriéndose a “acontecimientos inesperados y negativos” en su potencial objetivo en comparación con cuando se anunció un acuerdo en febrero.
Los recientes resultados provisionales de Bombardier ofrecen una pista: la unidad de transporte de la empresa cayó a una pérdida operativa de 377 millones de dólares (320 millones de euros) en el segundo trimestre, después de 435 millones de dólares (369 millones de euros) en gastos extraordinarios inesperados en proyectos existentes en el Reino Unido y Alemania.
El contratiempo hace que la compra de Alstom, que ya era cara, parezca francamente sobrevalorada. Los analistas de Raymond James consideran ahora que la división de Bombardier obtendrá un beneficio de explotación de solo 369 millones de dólares (313 millones de euros) el año próximo.
Obtener un descuento es una forma de remediarlo. Supongamos que Poupart-Lafarge redujera el valor empresarial del negocio de Bombardier en una quinta parte, hasta 6.600 millones de dólares (5.600 millones de euros), y que el ahorro de costes previsto se mantuviera en 400 millones de euros. Suponiendo una tasa impositiva del 25%, Alstom obtendría un rendimiento de su inversión de más del 9%, que superaría ligeramente su coste de capital.
Bombardier tiene poco margen para resistirse. Primero, el acuerdo no es vinculante, lo que significa que Alstom tendría que pagar una modesta comisión de 75 millones de euros si decide retirarse.
En segundo lugar, la empresa cotizada en Toronto necesita urgentemente el dinero. La deuda neta es de 7.700 millones de dólares canadienses (4.900 millones de euros), según Raymond James, casi 9 veces el ebitda de los últimos doce meses.
Por último, aunque Bombardier podría cortejar a otros pretendientes potenciales como la alemana Siemens, los difíciles reguladores de la Unión Europea ya han autorizado la unión franco-canadiense.
Dado que el ahorro de costes ayudaría a amortiguar cualquier repercusión financiera del Covid-19, la compra sigue teniendo sentido estratégico para Alstom. Eso no debería impedir que Poupart-Lafarge lleve a cabo una dura negociación.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías