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Laboral

Los funcionarios del Estado que trabajan presencialmente doblan ya a los que lo hacen a distancia

El 65% está en modalidad presencial, el 30% teletrabaja y unos 1.000 empleados se encuentran en aislamiento

Una profesora da clases en línea a sus alumnos durante el confinamiento.
Una profesora da clases en línea a sus alumnos durante el confinamiento.EFE

La crisis del coronavirus aceleró la puesta en marcha del teletrabajo en España, alcanzando niveles nunca vistos en el país con el objetivo de frenar el número de contagiados por la enfermedad. Ahora, tras haber entrado en la "nueva normalidad" con la extinción del estado de alarma, la tendencia a vuelto a revertirse, por lo menos en la Administración General del Estado (AGE), que registra ya más del doble de personal en modalidad presencial, 116.786 efectivos (el 65%), que el que continúa de forma no presencial, 53.833 personas (casi el 30%).

Así, según datos facilitados hoy por el Ministerio de Política Territorial y Función Pública, a mediados de marzo, al comienzo de la pandemia, el trabajo presencial en la AGE solo representaba un tercio del no presencial (26.453 frente a 73.788), pero progresivamente los trabajadores comenzaron a trasladarse a sus puestos de trabajo y la previsión es que esta tendencia siga aumentando.

Con respecto al resto de personal, 1.007 efectivos (el 0,56% del personal de la AGE) se encuentran en aislamiento domiciliario, debido a que presentan síntomas compatibles con el Covid-19, a que han recibido un diagnóstico por el virus o por encontrarse en periodo de cuarentena por haber tenido contacto con alguna persona afectada. De ellos, 422 corresponden a Madrid y 277 a Cataluña. Los trabajadores restantes, se encuadran en otras situaciones, como bajas o permisos.

Asimismo, los aislados son hoy una sexta parte de los que se encontraban en la misma situación a principios de abril, cuando la cifra se elevaba a 6.203; y una cuarta parte de los aislados a finales de ese mismo mes, cuando eran 4.226.

En el marco de la adaptación al teletrabajo, el ministerio ha informado de que desde el pasado 10 de marzo en la Administración General del Estado se han registrado 192.651 reuniones y conferencias virtuales. Asimismo, el teléfono 060 de información de la AGE y con atención sobre los distintos servicios públicos y trámites ha atendido desde entonces más de 3,9 millones de llamadas.

UGT propone mínimo un año de teletrabajo

Por otro lado, la Federación de Servicios Públicos de UGT (FeSP-UGT) contradice la posición de la Administración al reincorporar a trabajadores haciendo público hoy un documento con propuestas para regular el teletrabajo en la AGE en el que plantea que la duración del mismo no sea nunca inferior a un año, sin contar sus posibles prórrogas.

Asimismo, para el sector AGE de la FeSP-UGT, la mejor manera de garantizar que el teletrabajo sea una forma de organización positiva, eficaz y estructural para los empleados públicos es regular este derecho a través de la negociación colectiva. En su opinión, deben ponerse en práctica todas las medidas y protocolos necesarios para respetar los derechos de los trabajadores y evitar su posible aislamiento y desvinculación con la Administración y el resto de compañeros.

El sindicato aboga por minimizar el impacto del teletrabajo en la mujer; desarrollar un procedimiento con las condiciones y requisitos del acceso a esta modalidad, y fijar la jornada, con un mínimo y un máximo de tiempo, no inferior a una jornada completa y no superior a cuatro días. También apuesta por que la regulación que se haga del teletrabajo en la AGE refleje el lugar donde se desarrollará la actividad y por que la Administración asuma la disposición y el mantenimiento de los equipos informáticos, conexión y demás material necesario, y de lo contrario, compensarlo.

No obstante, refleja inconvenientes como la imposibilidad de supervisar directamente a los empleados, la dispersión de los trabajadores o la dificultad para controlar las condiciones de seguridad y salud en el trabajo. Para los trabajadores, entre los riesgos destacan el aislamiento, la "potencial disponibilidad durante las 24 horas" o la sobrecarga de trabajo para la mujer.

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