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Vacaciones y mercados: ¿qué podemos esperar?

En verano suele caer la actividad y subir la volatilidad. Este año, la mejor forma de preparar nuestra cartera es con una estrategia de inversión que parta de nuestros objetivos

Recién estrenado el segundo semestre del año, es habitual hacer balance de cómo han sido los seis primeros meses del ejercicio y mirar hacia lo que nos van a deparar los siguientes meses, con el foco puesto en lo que puede pasar en verano, que suele ser -salvo crisis y sorpresas, como ya vimos en 2012 con el “whatever it takes” de Mario Draghi o en 2015 con la crisis de China- una temporada tranquila para los mercados.

Pero este análisis habitual que toca hacer casi por inercia, este año se antoja diferente. La crisis del COVID-19 ha borrado de un plumado el buen recuerdo que nos había dejado 2019 en términos de rentabilidad y ha hecho que 2020 esté siendo un año atípico en todos los sentidos, no solo en lo que a los mercados se refiere, lo que nos deja un clima de cierta incertidumbre ante lo que puede pasar.

En este escenario, la pregunta de muchos inversores va más allá del qué podemos esperar de otros años. Los mercados están siguiendo de cerca la evolución de la pandemia y los datos macroeconómicos y resultados empresariales, con el proceso de reapertura económica de muchos países y con el foco puesto, también, en las medidas de apoyo que tanto los gobiernos como los bancos centrales están anunciando.

Así, y con el periodo estival por delante, la pregunta del millón tiene que ver con el momento de entrar -o salir- en el mercado y con qué hacer con nuestras inversiones en estos meses, con la pandemia y su impacto en los mercados como telón de fondo. ¿Se estabilizará la recuperación? ¿Volveremos a ver fuertes caídas? ¿Qué sectores o países se comportarán mejor? Como siempre decimos en Abante, nadie tiene la bola de cristal, por lo que jugar a adivinar lo que van a hacer los mercados nos puede salir bien en alguna ocasión, pero no siempre. Por eso, tomar decisiones de inversión pendientes de lo que pueda hacer el mercado en el corto plazo al calor de las últimas noticias o informaciones sobre lo que sucede en el mundo no es una buena idea, y menos en tiempos de incertidumbre, cuando el nerviosismo se suele apoderar de nuestras decisiones.

Sentimiento del mercado: ¿qué ha pasado?

Si echamos un vistazo a las cifras de Inverco respecto a la industria de fondos de inversión, vemos que junio se ha despedido siguiendo la tendencia de crecimiento del mes pasado. Así, y con datos adelantados, el segundo trimestre del año se ha saldado con entradas netas de dinero de 554 millones de euros, una cifra que duplica las suscripciones netas del mismo periodo del año pasado y que choca con los reembolsos netos de 2.232 millones del primer trimestre de 2020. Con todo, en el acumulado del año, siguen ganando los números rojos, con salidas netas por 1.614 millones de euros.

Y mientras el dinero va entrando, los mercados continúan con su recuperación. Si bien la mayoría de índices siguen en terreno negativo -a excepción del Nasdaq, que ya sube un 12% en el año-, ya han recuperado buena parte de la caída. Y es que, en estos meses hemos llegado a ver la caída más rápida de la historia de las bolsas o el mayor descenso diario de la historia del Ibex 35, pero también hemos vivido alguna de las sesiones más alcista de la historia de los mercados y, en abril, una de las recuperaciones más rápidas.

Un plan para tiempos de incertidumbre

Normalmente, los meses de verano suelen ser los meses con menos actividad del año, lo que tiende a incrementar la volatilidad. ¿El motivo? Al caer el volumen de negociación, las noticias que se producen impactan con mayor intensidad en los mercados. Y, a la espera de lo que pueda pasar este verano -con más incertidumbre de lo normal y con la vista puesta en la evolución del virus-, la mejor forma de prepararnos para el verano es contar con un plan.

Puede que debamos preguntarnos si el perfil de riesgo que tenemos es el adecuado para cumplir con nuestros objetivos y para que no nos pongamos nerviosos cuando el mercado cae. Si llevamos tiempo sin hacer un análisis de nuestras inversiones y sin rebalancear nuestra cartera, puede que sea el momento de volver a poner nuestros objetivos sobre la mesa -para ver si algo ha cambiado- y comprobar si estamos invirtiendo en el producto que realmente necesitamos, según nuestras circunstancias personales y objetivos.

Acompañarnos de un asesoramiento financiero, especializado y a la medida, y de un equipo de gestión que invierta de forma global y consistente, nos va a ayudar a invertir para lograr nuestros objetivos, también en tiempos de incertidumbre.

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