TSK cancela la OPV de su filial de renovables pero venderá las plantas en operación
La compañía asturiana blinda su liquidez con 200 millones del ICO; la desinversión será solo del negocio verde que está funcionando
El Covid-19 ha hecho saltar por los aires muchas operaciones corporativas. Entre ellas, la salida a Bolsa de Esersa, filial de energías renovables del grupo asturiano TSK, uno de los líderes mundiales en ingeniería en el segmento de proyectos llave en mano. La OPV ha sido definitivamente cancelada, según fuentes financieras. El grupo ultima, eso sí, la venta de sus plantas en operación, activos que, pese a todo, provocan avidez en el mercado. La compañía aliviaría así sus necesidades de liquidez.
TSK cuenta con plantas en operación en España y Puerto Rico. El perímetro de la operación, por la que se han interesado empresas y también fondos de infraestructuras, se ha reducido considerablemente. De entrada, también estaban en el paquete diferentes desarrollos en México, Chile y España que suman más de 1.000 megavatios en diferentes fases. Se preveía que fueran construyéndose y poniéndose en marcha durante 2020, 2021 y 2022. Pero ahora los proyectos greenfield (en desarrollo) se han devaluado. La empresa, de hecho, ejecutó el año pasado una reestructuración de su filial de renovables, al traspasarle los negocios en Estados Unidos, hasta entonces en otra sociedad.
“Existe el riesgo de que los proyectos en construcción no se concluyan en tiempo y forma, los procesos administrativos se están alargando y además se ha producido una caída de la demanda de electricidad”, explica el responsable de Energía, Recursos Naturales e Infraestructuras de un gran banco para España y Portugal. Así, la venta de estos activos, de momento, se aplazará. El objetivo de TSK era ejecutar también su construcción y puesta en marcha.
La valoración del 100% de Esersa se situaba en el entorno de los 800 millones de euros, pero el segmento ahora en venta, que se encuentra en negociaciones avanzadas, será notablemente inferior. TSK, que había estado siendo asesorado por Santander y Société Générale para la posible OPV o para una operación corporativa con otra empresa del sector, ha decidido finalmente no contratar a estos asesores financieros.
El grupo obtuvo unos ingresos de 910 millones el año pasado, según las cuentas depositadas hace unos días en el registro mercantil y recogidas por Insigh View. Esta cifra supone un descenso del 9,2% frente a los 1.107 millones de 2018. Con todo, logró un ebitda positivo de 52 millones y asegura que su estructura patrimonial sigue contando con una gran fortaleza. Sus fondos propios a cierre de 2019 eran de 310 millones, lo que supone un colchón si la tormenta se alarga. En todo caso, la compañía, pilotada por Joaquín García Rico como consejero delegado, ya ha tomado medidas ante el parón de la actividad.
La compañía explica que ha firmado “préstamos del ICO por 205 millones”, de manera que en mayo contaba con una posición neta de tesorería de 201 millones. Tiene además a su disposición el MARF, con un saldo vivo actual de 99 millones en pagarés –puede ampliarlo hasta 150 millones– y negocia financiación extra con varias entidades financieras.
El grupo modifica sus planes de 2020 a 2022
La empresa ha elaborado un nuevo plan estratégico de 2020 a 2022, debido a los efectos de la pandemia. Así, reconoce en sus cuentas del año pasado que en los primeros meses del presente ejercicio se retrasó el inicio de los proyectos previstos y advierte de que la capacidad de su red comercial para elevar su cartera de pedidos se está viendo afectada. Con todo, añade que en los cuatro primeros meses ya ha firmado contratos valorados en 500 millones y que está en fases avanzadas para lograr proyectos por 2.000 millones extra. Las operaciones en curso también se han visto afectadas y, aunque ha intentado minimizar el uso de los ERTE, los ha aplicado a 209 personas. Su plantilla supera las 1.000 personas.