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El plan de BP es más verde, pero pone más el foco en el dividendo

La previsión de precios más bajos restringirá sus inversiones en el futuro

Bernard Looney, CEO de BP, en febrero.
Bernard Looney, CEO de BP, en febrero.DANIEL LEAL-OLIVAS (AFP)

La transformación de BP por parte de Bernard Looney está ganando credibilidad. El nuevo consejero delegado de la petrolera británica dijo el lunes que la compañía asumiría un impacto por valor de hasta 17.500 millones de dólares contra las ganancias del segundo trimestre, después de recortar las previsiones a largo plazo sobre los precios del crudo y el gas natural. Pero esta mirada más ecológica también amplifica el dilema sobre el generoso dividendo de BP.

El último movimiento de Looney debería tranquilizar a los observadores preocupados por que los esfuerzos de BP para reducir sustancialmente las emisiones de carbono, esbozados en febrero, sean pura palabrería. Para 2030 el balance del grupo asumirá que el dióxido de carbono tendrá un precio de 100 dólares por tonelada, frente a los 40 dólares actuales. Eso es más consistente con los esfuerzos globales por reducir las emisiones netas a cero para 2050. La reducción del precio futuro esperado del barril de petróleo, de más de 70 a 55 dólares, es también más creíble dado que el oro negro cotiza actualmente a menos de 40 dólares.

El balance de BP (que tiene un valor de mercado de 274.000 millones de dólares) probablemente pueda soportar el daño. La reducción de los activos podría empujar la ya alta deuda neta hacia el 40% del capital total. Pero las agencias de calificación que determinan el estado del crédito con grado de inversión de BP están más preocupadas por el flujo de caja de la compañía.

Aun así, el enfoque urgente de Looney hacia la transición hacia un futuro con menos combustibles fósiles y su reciente anuncio del despido del 15% de los 70.000 empleados de la compañía centran el foco sobre el dividendo de BP, que Jefferies estima que costará más de 8.000 millones de dólares en 2020.

La decisión de su rival Royal Dutch Shell en abril de reducir su payout en dos tercios fue recibida en parte como una forma de liberar recursos financieros para inversiones con menor consumo de carbono. El 9% de rentabilidad por dividendo de las acciones de BP sugiere que los inversores esperan que Looney también se dé más margen de maniobra.

El problema es que Shell ha recibido presiones de los inversores, que no pueden decir con seguridad si redujo el dividendo para abrazar la transición energética, para encubrir errores estratégicos evitables o para reflejar una disminución permanente de la demanda de petróleo provocada por el Covid-19.

Algunos accionistas piensan que es igual de probable que la pandemia anime a más gente a subirse a sus coches particulares, aumentando el consumo de combustible y los precios del petróleo.

Los 30.000 millones de dólares en efectivo y facilidades de préstamo disponibles de BP le permiten mantener el dividendo por ahora. Al mismo tiempo, sin embargo, las previsiones de precios más bajos de Looney restringirán las inversiones de la compañía en nuevos proyectos petroleros. La elección del CEO puede estar entre molestar a los accionistas hoy o en el futuro.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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