Banca y ‘fintechs’: ¿aliados o competidores?
El confinamiento por el Covid-19 ha puesto aún más de actualidad la necesidad de una digitalización completa del sector financiero
El confinamiento decretado el 14 de marzo en España supuso un nuevo reto para el sector financiero: debían adaptar sus servicios al entorno digital en el menor tiempo posible. Con la mayoría de las oficinas cerradas y la recomendación de no acudir, tuvieron que reforzar sus canales online y enseñar a sus clientes más mayores a usarlos. Y aunque los grandes del sector han avanzado en estos años, las fintech y neobancos van un paso por delante en tecnología y son una amenaza evidente.
Aunque los grandes cambios de estos meses (el aumento del pago contactless y las operaciones online) ya están implantados en la banca tradicional, los clientes podrían demandar algo más, que sí ven en las fintech y neobancos: transparencia y exención de comisiones. Estas últimas derivan principalmente del elevado coste que supone mantener las sucursales abiertas. Y aunque estos cargos ya existían, el aumento del uso de los canales digitales desde marzo ha hecho que muchos clientes sean conscientes de ellas y se planteen la posibilidad de cambiar de entidad, explica Francisco Sierra, director general del neobanco N26 en España. De hecho, Moody’s ya advirtió en un informe publicado en mayo que aquellas entidades que no ofrezcan servicios como facilitar el comercio digital, el pago contactless o las transferencias online, perderán clientes, que no querrán volver al modelo previo pues “han ganado en funcionalidad, utilidad y una mejora en la experiencia de usuario”.
En este sentido, esta semana, Deutsche Bank dio un paso al frente al lanzar la cuenta Nómina Más, 100% online y que solo se podrá contratar de forma digital, a través de la app Mi Banco DB, con una identificación basada en el videoselfie. Estos procedimientos ya eran habituales en N26,que verifica el DNI y la identidad del nuevo cliente a través de la cámara del dispositivo.
Los avances mencionados, que supondrán que el usuario no tenga que desplazarse, marcarán la verdadera digitalización de la banca. “Ser digital no es solo tener una app, es ofrecer una experiencia 100% digital y tener la capacidad de realizar cualquier gestión sin llamar por teléfono o acudir a la oficina”, subraya Sierra.
Reticencia al cambio
No obstante, al cliente español le cuesta cambiar. Según el V Barómetro de Innovación Financiera, elaborado por Funcas y Finnovating en marzo –por lo que refleja un impacto parcial del confinamiento–, un 58% de los encuestados prefiere un proveedor de servicios financieros tradicional. La cifra muestra un descenso de 13 puntos porcentuales frente a los datos de 2018 y de cinco respecto a los del semestre anterior. Y al elegir la nueva firma a la que confiar sus finanzas, los consumidores prefieren la banca digital a las fintech o las grandes tecnológicas.
Además, pese a una posible falta de adaptación tecnológica, lo cierto es que con el brote de Covid-19, los usuarios han aumentado su satisfacción con sus entidades y les otorgan una nota de 7,42, frente a los 6,98 que les daban hace seis meses, de acuerdo a dicho estudio.
Colaboraciones y fusiones
Los clientes de las fintech sí han crecido en estos tres meses, principalmente en campos como el de las hipotecas, cuya penetración digital era hasta ahora baja y ha crecido el interés por la firma digital de los contratos, explica Laura Martínez, experta financiera de iAhorro.
Y ante el cambio de hábitos, los portavoces de las startups financieras creen que más que una competencia entre banca tradicional y fintech, predominarán las sinergias. “Las fintech fueron las hijas de la crisis del 2008 y hoy tienen el papel de ser parte de la solución la actual, que está en la colaboración”, explica Rodrigo García de la Cruz, presidente de AEFI (Asociación Española de Fintech e Insurtech) y CEO de Finnovating. Y es que el gran valor de las fintech es “su capacidad para generar cuota de mercado a pesar de ser compañías muy pequeñas”, explica. De no producirse esta alianza, apuntan desde iAhorro, “las firmas tradicionales tienen más que perder, por eso necesitan aprender de la tecnología y capacidad de rápido desarrollo de las fintech”. Y parece que así está siendo, pues Sierra afirma que ya se están produciendo movimientos en España y el resto de Europa.
Inyecciones de capital de la banca
Santander y BBVA elevan su apuesta. El banco presidido por Ana Botín ha dado un fuerte impulso en medio de la pandemia a su fondo enfocado en fintechs. El pasado 27 de mayo, la filial Santander Fintech cerró una ampliación de capital de 23,8 millones de libras (unos 26 millones de euros), la mayor inyección realizada desde su fundación en 2014. BBVA apuesta por la innovación a través de su alianza con el fondo Propel Ventures. En este momento, la entidad está buscando ampliar su presencia en Brasil –donde ya está presente a través del banco móvil Neon– mediante alianzas con firmas digitales.
Problemas de financiación. Las aportaciones de los bancos u otras empresas son claves y más en un momento como el actual. Aunque la crisis del Covid-19 es una oportunidad para las fintech, lo cierto es que muchas de estas compañías tendrán problemas para seguir adelante por la falta de crédito, debido a su dependencia de las rondas de financiación. De hecho, la AEFI elaboró un documento con 10 medidas económicas para la protección de estas firmas en el marco de la crisis, entre las que mencionan un mayor apoyo del Gobierno a través de líneas ICO.
Creación de valor. El Covid-19 dará lugar a una oleada de nuevas fintech, pero su supervivencia estará vinculada no solo a la financiación. “Aquellas que muestren compromiso con la sociedad y que puedan crear valor serán las que salgan adelante”, explica Alexander Dunaev, cofundador de ID Finance. Esta plataforma de financiación alternativa, con presencia en España, México y Brasil, ha realizado, en colaboración con la Fundación San Juan de Dios, una donación de tabletas para aquellos pacientes ingresados con Covid-19 en el Hospital General de Sant Boi, en la provincia de Barcelona.