El Covid-19 amenaza la pluralidad creativa en la cultura
El tejido industrial se compone de pymes que son especialmente vulnerables a la crisis
Durante el confinamiento la cultura ha cobrado una especial relevancia: ha servido como entretenimiento, como distracción y como lugar común en momentos de distanciamiento social. El consumo cultural se ha disparado durante estas semanas, pero con cines y teatros cerrados, rodajes interrumpidos y lanzamientos editoriales congelados, la industria está sufriendo las consecuencias de la crisis económica derivada de la pandemia.
En mayo, el Gobierno aprobó un paquete de medidas específicas para el sector cultural por valor de 76,4 millones de euros. El grueso de las ayudas fue a parar a las artes escénicas (38 millones), las salas de cine (13 millones) y las librerías independientes (4 millones). Una apuesta fuerte, aunque beneficia especialmente a las grandes compañías, mientras que el tejido se compone principalmente de autónomos, recuerda Irene Aláez, cofundadora de la empresa de gestión y producción cultural Unamasuna.
También hace alusión a ello el presidente de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), Miguel Barrero. “A pesar de la idea que tiene la opinión pública, el sector editorial en España, quitando las grandes, se compone principalmente de pymes con cuatro o cinco trabajadores que, además, son socios”, expone el directivo. Las editoriales han pospuesto los lanzamientos que tenían programados y Barrero pronostica un periodo de estancamiento y de recuperación gradual que rondará los cinco meses a partir de los cuales se reanudará la actividad normal. El experto cree que no habrá problema en cuanto al volumen de producción durante los próximos meses, ya que las novedades se podrán cubrir sin problema con los lanzamientos que estaban previstos para estos meses. Sin embargo, al portavoz de los editores sí le preocupa el hecho de que alguna pyme no pueda continuar con su actividad y se vea obligada a desaparecer, lo que también iría en detrimento de la variedad de títulos que existe en este momento. Gran parte de los ingresos de esta industria provienen del mercado latinoamericano y, con las principales ferias canceladas debido a la pandemia, parece que tampoco será un buen año para la exportación. “Una de las cosas que está en riesgo es la riqueza editorial. Tenemos un espectro editorial que se basa en la diversidad que tiene este país. Aquí hay libros para todos y eso se sustenta en las pymes”, expone orgulloso Barrero.
Aláez también alerta de este peligro. El consumo de las principales plataformas de series y películas ha crecido alrededor de un 200% durante el confinamiento, pero el problema, según la experta es que quienes dirigen las producciones de aplicaciones como Netflix o HBO son una élite. “Esto tiene sesgos porque muestran las realidades que conocen, pero tienen mucha influencia para modular y dar forma a las ideas de la opinión pública”, justifica en defensa de la pluralidad creativa en el ámbito de la cultura. La experta también hace hincapié en el papel que tiene la cultura para cohesionar y reconstruir la sociedad como será necesario hacer a partir de ahora.
Las nuevas plataformas, no obstante, también son un rayo de esperanza para el sector audiovisual. En esta línea, Lorena Lluch, productora y miembro de la junta de la Asociación de Profesionales de Producción Audiovisual (APPA), confía en que el auge que han vivido estas compañías durante el confinamiento se traduzca en una apuesta urgente por la creación de contenidos, lo que ayudaría a sacar partido a todas las ideas que han nacido durante este periodo. “A nivel creativo, el confinamiento ha sido muy positivo. Los creadores y guionistas han aprovechado para sacarle tiempo al tiempo y obtener su lado más creativo”, añade.
También es optimista el productor musical Alvaro García-Vilches, quien reconoce que la crisis ha ayudado a unir y crear cierta estructura en un sector que estaba muy atomizado. Así ha creado, junto con otros compañeros, la Asociación de Profesionales de la Producción, Organización y Realización Técnica de Espectáculos en Vivo (APPORTE). El experto asegura que los profesionales de la cultura siempre han vivido en la incertidumbre, por lo que, a pesar de los momentos difíciles, continuarán en este estado. “En este mundo estamos acostumbrados a reinventarnos constantemente”, apunta el presidente de la Asociación de Productores y Teatros de Madrid (APTEM), Jesús Cimarro. El directivo reivindica también que se lleven a cabo medidas para incentivar el consumo y se reduzca el IVA del caché de los artistas para que los municipios más pequeños, donde prácticamente toda iniciativa cultural está impulsada por la Administración, cuenten con un presupuesto mayor.