_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La oportunidad sostenible que nos trajo el Covid-19

Las finanzas con esa visión ayudarán a poner a funcionar sectores críticos cuya actividad se ha parado abruptamente

GETTY IMAGES
CINCO DÍAS

Las finanzas sostenibles son parte de la solución para superar la crisis desencadenada por el coronavirus. Su papel será clave en la nueva normalidad o new normal pos-Covid-19. Los agentes financieros, y muy especialmente los bancos, solo tenemos una opción: ayudar. En ese sentido, somos actores fundamentales de una oportunidad histórica para extraer lecciones e incentivar la reconstrucción hacia un sistema productivo más sostenible.

Cabe distinguir dos fases: una de mitigación/gestión durante la crisis y otra de salida/reconstrucción. La reconstrucción será ardua y tomará tiempo.

Durante la primera etapa de mitigación, los bancos tenemos que estar volcados con nuestros clientes, con las geografías más vulnerables y con la sociedad, y hemos de hacer “lo que sea necesario”.

Las entidades financieras jugamos un papel clave para canalizar la liquidez y el crédito. Para que llegue a los hogares, los autónomos, las pymes y el resto de las empresas de la manera más eficiente posible para que todos puedan resistir. Tenemos que asegurar la continuidad de los negocios que están en modo economía de guerra y ayudar en lo que podamos al sector sanitario. Tenemos que estar alineados con los stakeholders, especialmente con los empleados y con la sociedad. Hay que liderar con el ejemplo.

En ese sentido, los países emergentes son los más expuestos a los impactos económico-financieros. Son los que necesitan y necesitarán más ayuda: por la volatilidad de los tipos de cambio y por su escaso margen de maniobra fiscal, entre otras cosas.

En la segunda fase de salida/reconstrucción, dos objetivos serán especialmente importantes: i) no retroceder en los avances logrados en finanzas sostenibles; e ii) incentivar adecuadamente la reconstrucción hacia un sistema productivo y hacia una economía más sostenible. Para lograrlo, la coordinación y la cooperación público-privada serán esenciales. Tenemos que empezar a trabajar ya y de forma conjunta en una estrategia que esté lista para ponerla en funcionamiento en cuanto llegue el momento oportuno.

Las autoridades tendrán que revisar sus agendas, sus planes de acción y sus estrategias para que reflejen la nueva situación, tanto en términos de recursos destinados como en la velocidad de implementación de los cambios. Será necesario que envíen señales claras para una correcta formación de precios y asignación de cantidades de financiación e inversión.

Seguirán produciéndose desastres naturales que nos recordarán la importancia de continuar avanzando y de anticiparnos. La pandemia ha evidenciado que actuar con antelación ayuda a reducir el impacto y los costes cuando un riesgo sistémico se materializa. Tenemos que aprender de nuestros errores para que no vuelvan a suceder con el cambio climático.

La sociedad es el driver principal del desarrollo de las finanzas sostenibles y el sector privado está siendo un catalizador importante. Hay que seguir atentos a las declaraciones de actores relevantes (WEF, BlackRock) y a las reacciones de los mercados financieros, para analizar si sus expectativas siguen anticipando un interés mayor por las finanzas sostenibles.

Las finanzas sostenibles ayudarán a volver a poner en funcionamiento sectores críticos cuya actividad se ha detenido de manera abrupta (construcción y eficiencia energética de los edificios, transporte y autos), teniendo en cuenta que algunos otros perderán peso. También ayudarán en la transición ecológica a otros más sensibles (sector energético –petróleo y gas- y sector aviación) porque se retomarán estrategias con horizontes temporales más largos.

Esta vez (sí) es diferente y vamos hacia una nueva normalidad:

- Una sociedad que supera esta pandemia de manera colaborativa. Nos daremos cuenta de que podemos vencer los retos más importantes juntos, cooperando. Nuestra sensibilidad a las cuestiones sociales aumentará significativamente. Ahora bien, la incertidumbre pos-coronavirus será elevada. Tendremos que permanecer alertas y ser prudentes.

- Las tres grandes tendencias predominantes pre-Covid: el medio ambiente, lo digital y lo global también se verán alteradas. El medio ambiente volverá a cobrar relevancia a medida que la situación se vaya estabilizando. Lo digital será una herramienta importante. Las finanzas sostenibles, la digitalización y las nuevas tecnologías tendrán sinergias cada vez mayores en el futuro.

- Los criterios ASG (ambientales, sociales y de gobernanza) formarán parte de esa nueva normalidad para generar valor con visión a largo plazo. Será posible lograrlo a través de la alineación de incentivos con los stakeholders y con transparencia gracias a la tecnología, a los datos y a la originación de nuevos productos. Ya hay análisis que aportan evidencia empírica sobre un mejor comportamiento relativo de carteras ASG en términos agregados frente al resto.

Quien mejor anticipe lo anterior y reac­cione más rápido, estará mejor posicionado para generar valor. Los valores de las entidades tienen que evolucionar con la demanda de la sociedad y la demanda será sostenible.

Arturo Fraile es manager de regulación en BBVA Regulación y Control Interno

Archivado En

_
_