El mercado empuja a la Fed y al Banco de Inglaterra hacia los tipos negativos
Ambos bancos centrales se resisten pese a la dureza de la crisis. Los expertos prevén más estímulos monetarios
El mercado está empujando a la deuda soberana de Estados Unidos y Reino Unido hacia un terreno desconocido al que la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra se resisten. Los rendimientos están cayendo en picado, no solo ante las drásticas rebajas de tipos de interés con las que se respondió en marzo al impacto económico de la pandemia y que han dejado el precio del dinero al cero en Estados Unidos y al 0,1% en Reino Unido, sino ante la gravedad de una crisis que avanza a pasos agigantados.
La profundidad del derrumbe económico es tal que los bancos centrales han disparado con una intensidad sin precedentes toda su artillería monetaria. Pero aún se espera más, una nueva oleada de compras de deuda y también, como medida extraordinaria donde las haya, tipos de referencia en negativo.
En la zona euro, la facilidad de depósito ya está bajo cero desde 2014 y la presión de los inversores apunta ahora precisamente hacia los dos grandes bancos centrales que aún tienen margen para llevar los tipos a negativo, la Fed y el Banco de Inglaterra.
El brusco descenso de rentabilidades ya está dejando hitos históricos. Reino Unido ha emitido en subasta por primera vez bonos a tres años con rentabilidad negativa y el rendimiento del título a cinco años cayó la semana pasada también por primera vez bajo cero. En la deuda estadounidense, el rendimiento del bono a 10 años ha descendido desde el 1,9% de principios de año al 0,69% actual, un nivel insólito y prueba de cómo este activo hace valer en estos tiempos su condición de refugio.
En la Fed hay unanimidad en rechazar los tipos negativos, según advirtió Powell
Motivos económicos
Desde Goldman Sachs señalan que los argumentos para que la Fed adopte tipos de interés negativos se han reforzado, ante una recesión que es de lejos mayor de lo que nadie podría haber esperado. “Bajo nuestra previsiones económicas, la política monetaria de la Reserva Federal va a requerir alguna fórmula de tipos negativos, somos escépticos respecto a que los mensajes estratégicos (forward guidance) y las compras de activos vayan a ser suficientes”.
El banco estadounidense encuentra por tanto razones para esos tipos negativos en las duras previsiones económicas para Estados Unidos. De hecho, el mercado no augura un movimiento al alza para los tipos de interés estadounidenses hasta al menos dentro de cuatro años. Sin embargo, la unanimidad mostrada en el seno de la Fed en la última reunión a la hora de rechazar los tipos negativos y los problemas legales que podría plantear tal decisión son motivos para dar “una pequeña probabilidad a ver tipos mínimamente negativos en EE UU en los próximos dos años”, añade Goldman Sachs.
Así, según remarcó Powell tras la última reunión, no es habitual que haya unanimidad en el Comité de Mercados Abiertos de la Fed sobre un tema de tal controversia como los tipos negativos. Además, existen dudas sobre si la institución contaría con la base legal para tal decisión, según reconoció Janet Yellen en 2016 ante el Congreso estadounidense, recuerdan en Goldman Sachs.
“El mercado espera tipos negativos en Estados Unidos hacia fin de año. Pero nosotros lo descartamos, la utilidad de la medida es cuestionable. La Fed ya ha recortado tipos con intensidad y tiene otras opciones que preferirá emplear como el control de la curva de tipos o compras de activos adicionales”, explica Esty Dwek, estratega jefe de mercados de Natixis IM. También es escéptica sobre la posibilidad de tipos negativos en Reino Unido, reconocida por el propio Banco de Inglaterra, y que en su opinión podría encerrar cierta retórica para mantener los tipos próximos a cero.
El propio gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, afirmó la semana pasada tener una opinión menos desfavorable que antes de la pandemia hacia los tipos negativos, lo que provocó una caída generalizada d rentabilidades. La institución ha matizado el mensaje en días posteriores para situar tal posibilidad en el terreno de lo teórico, según insistía ayer el economista jefe, Andy Haldane. La expectativa más inminente alrededor del Banco de Inglaterra es que anuncie en junio el aumento de sus compras de deuda en al menos 100.000 millones de libras, desde los 645.000 millones actuales.