Políticas activas de empleo que fomenten las habilidades digitales
La epidemia ha evidenciado el papel que han adquirido las nuevas tecnologías como medio para mejorar la empleabilidad
Entre los interrogantes abiertos por la crisis que ha desatado la lucha contra la pandemia del Covid-19 figura cuál será el comportamiento de la demanda una vez finalizado el confinamiento y reiniciada progresivamente la actividad. De las características de la recuperación, dependerá la gravedad de los efectos que la recesión deje en el mercado de trabajo y el perfil de los trabajadores que se verán más afectados por la destrucción de empleo. Como recoge un análisis del Banco de España publicado ayer, los sectores más duramente golpeados por el confinamiento de la población –el turismo, la hostelería, el ocio y el comercio– concentran casi un 20% del total del empleo en España. El regulador advierte de que todas ellas son áreas cuyos trabajadores tienen oportunidades de movilidad laboral reducida, especialmente en el caso de la hostelería y el comercio tradicional, por el escaso uso de tecnologías de la información y comunicación, unas habilidades fundamentales a la hora de buscar empleo en áreas menos afectadas por la crisis o que han crecido con el confinamiento, como es el caso del comercio digital.
La magnitud de la recesión que afronta la economía y el perfil de la recuperación, especialmente en los sectores en contacto directo con el público, dependerá en buena medida del plazo necesario para disponer de una vacuna o de un tratamiento efectivo contra el Covid-19. Pero más allá de esa variable, la epidemia ha evidenciado el papel clave que han adquirido las nuevas tecnologías y la necesidad de reforzar las habilidades digitales de los trabajadores como medio para mejorar su empleabilidad, especialmente en un escenario de destrucción intensiva de empleo. Precisamente por ello, las políticas públicas destinadas a la promoción del empleo deben incorporar esa variable a la hora de diseñar herramientas de formación y de orientación activa del trabajador. Como también resulta fundamental que el diseño de las prestaciones sociales y de transferencia de renta para hacer frente a situaciones de vulnerabilidad provocadas por el desempleo –como es el caso del ingreso vital mínimo– eviten el riesgo de producir efectos no deseados de desincentivación en la formación y búsqueda activa de empleo.
Todos los sectores de la economía afrontan un escenario de digitalización cuyo avance resulta imparable y que requiere dotar a los trabajadores de una formación adecuada y que les proporcione oportunidades en un mundo cada vez más globalizado y competitivo y frente a una crisis de magnitudes históricas que golpeará y transformará el empleo.
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