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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un difícil pero necesario pacto de Estado frente a una dura crisis

Urge aprobar un programa creíble de sostenibilidad de las finanzas públicas, que no han llegado bien preparadas a esta recesión y que saldrán gravemente maltrechas de ella

El Banco de España presentó ayer una dura radiografía sobre la magnitud de la crisis que afronta España como consecuencia de las medidas adoptadas para frenar la pandemia de Covid-19. La recesión más grave desde la Guerra Civil provocará un retroceso en la economía española de entre el 9,5% y el 12,4% este año, una previsión que deja atrás los cálculos más moderados que el organismo manejaba hasta ahora. Ante un panorama como el que dibujan estas cifras, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, reclamó la necesidad de que España alcance un pacto de Estado que abarque varias legislaturas y permita impulsar las reformas estructurales imprescindibles para sacar adelante el país y sanear las cuentas públicas, lo que incluye una revisión del gasto y una mejora de los ingresos a través de un progresivo ajuste fiscal y de una flexibilización del modelo económico.

No hay duda de que la crisis que afronta España tiene entidad suficiente como para requerir de un pacto político como el planteado por el gobernador del Banco de España. Las condiciones para que ese órdago pueda ser recogido por las fuerzas políticas y tener visos de prosperar son claras y entrañan un alto grado de compromiso y responsabilidad, muy difícil de lograr. La primera de ellas es la aprobación de un programa creíble de sostenibilidad de las finanzas públicas, que no han llegado bien preparadas a esta crisis y que saldrán gravemente maltrechas de ella. El elevado impacto que tendrán las partidas de gasto necesarias para hacer frente al shock económico provocado por el confinamiento exige que una vez superados los peores momentos de la crisis se ponga en marcha una senda seria y realista de ajuste fiscal, así como un paquete de reformas estructurales capaces de flexibilizar la economía, favorecer la actividad y elevar los ingresos públicos. Todos estos objetivos exigen como presupuesto la recuperación de la seguridad jurídica –dañada en la gestión del estado de alarma que el Gobierno ha realizado hasta ahora– y unas bases de estabilidad institucional que sustenten el pacto más allá de la foto y de la firma.

Todos estos requisitos hacen difícil, por no decir casi imposible, que España pueda acoger un pacto de Estado como el propuesto por Hernández de Cos, más aún en un arco parlamentario con fuerzas tan alejadas como Unidas Podemos y Vox, y con un Gobierno que ha mostrado divisiones y contradicciones en abundancia. Pese a ello, el paso dado en la respuesta europea, reforzada ayer con la propuesta de Alemania y Francia de crear un fondo de 500.000 millones para la reconstrucción, es una razón más para limar diferencias, desterrar protagonismos y buscar un acuerdo que beneficie al país en este reto histórico.

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