Cepsa pierde 556 millones y aplica un ERTE a 2.586 empleados de gasolineras
La petrolera realiza una provisión de 538 millones, recorta en un 20% sus inversiones y aplaza dividendos
Cepsa registró unas pérdidas de 556 millones de euros en el primer trimestre de este año, frente a los 151 millones de beneficio del mismo periodo de 2019. La doble crisis que ha azotado al sector petrolero (por un lado, el derrumbe de las cotizaciones del crudo y, por otro, el de la demanda internacional de combustibles por la pandemia de coronavirus), ha asestado un duro golpe a la petrolera, que ha provisionado 350 millones de euros por la menor valoración de los inventarios de crudo y productos petrolíferos y otros 188 millones por un deterioro neto de los activos de exploración y producción por importe por la depreciación del barril de petróleo en el trimestre. En total, 538 millones.
Según informo ayer la compañía, esta situación le ha llevado a aplicar un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) en su red de estaciones de servicio que afectará a 2.586 empleados; a recortar las inversiones previstas para este año en un 20% y a retrasar el pago de dividendo “hasta que haya una mejor visibilidad de la evolución de la crisis y su impacto en los mercados”.
Concretamente, el ERTE (el primero que realiza una gran petrolera) afectará a Cedipsa, la filial que gestiona sus 479 estaciones de servicio propias (un tercio del total de su red) y estará vigente entre el 29 de abril y el 31 de octubre. Aunque esta compañía tiene una plantilla de 3.196 personas, el ERTE afectará solo a 2.586, si bien, aclara Cepsa, será rotatorio por lo que simultáneamente solo habrá 1.200 personas en situación de despido temporal.
La compañía que dirige Philippe Boisseau, pagará a los afectados el 100% de la retribución fija y señala que, dada la falta de actividad, el variable era mínimo. Según datos de CLH, el consumo de carburantes en España descendió un 61% en abril (un 79%, las gasolinas y un 57%, el diésel) tras el confinamiento decretado por el Gobierno en marzo.
En su comunicado, Cepsa recuerda que en el primer trimestre, el precio del crudo Brent descendió un 20% respecto al mismo periodo de 2019 (de 63,2 dólares/barril, hasta 50,3 dólares), “debido al efecto combinado de la fuerte contracción de la demanda y al aumento de la oferta de suministro desencadenado por la falta de acuerdo entre los países miembros de la OPEP y Rusia para ajustar la producción hasta los nuevos niveles de demanda”.
Descontado esos efectos, el beneficio neto ajustado de Cepsa fue de 85 millones de euros, frente a los 124 millones del año pasado. Por su parte, el ebitda ajustado sumó 453 millones, un 3% inferior al mismo período de 2019. El débil rendimiento de las áreas de exploración y producción y refino se ve parcialmente compensado por el sólido rendimiento de los negocios de marketing y petroquímica, según Cepsa.
En una situación económica “sin precedentes”, la compañía controlada por el fondo soberano de Abu Dabi Mubadala (61,5%) y Carlyle (38,5%), ha puesto en marcha un plan para combatir la crisis en sus actividades comerciales y áreas funcionales. Además de las medidas sanitarias preventivas para garantizar la salud y seguridad de sus empleados, proveedores y clientes, entre ellas, el teletrabajo para 3.500 profesionales, y de garantizar el suministro como actividad esencial, el grupo ha constituido varios comités dentro de un gran Comité de Crisis Global, que los supervisa.
Entre otras tareas, estos se encargan “de identifican y estudian varios escenarios para dar con fórmulas que permitan afrontar esta situación y la posterior recuperación”.
En el ámbito financiero, Cepsa ha puesto en marcha diversas iniciativas de resiliencia para proteger la generación de flujo de efectivo de la compañía y la gestión estricta del capital circulante. Entre ellas, la reducción del gasto operativo fijo en todas las operaciones y unidades de negocio para lograr este año unos ahorros añadido de 100 millones de euros y el citado recorte de inversiones previstas del 20%, lo que equivale a 210 millones de euros.
Cepsa subraya que “dispone de una gran flexibilidad a la hora de tomar decisiones de inversión gracias a la integración de su presencia y su actividad comercial en la cadena de valor de la energía, cono lo que puede ajustar o aplazar inversiones de capital si la situación económica lo requiere”.
Una nueva etapa marcada por dos crisis
Cepsa comenzó el otoño pasado una nueva etapa, tras el acuerdo entre Mubadala, su accionista único, y Carlyle, para dar entrada a este fondo en el capital de la petrolera con un paquete superior al 35% (finalmente, ha quedado en el 38,5%). El pacto entre accionistas se tradujo, además, en el relevo del histórico consejero delegado, Pedro Miró, por el francés Philippe Boisseau.
Precisamente, el nuevo ejecutivo tenía en marcha la elaboración de un nuevo plan estratégico, que preveía anunciar esta primavera, pero que la crisis sanitaria del Covid-19 y el derrumbe del precio del petróleo ha hecho saltar por los aires, como ha ocurrido en otras compañías, como Repsol. Por el momento, Cepsa ha tenido que adaptar a su contabilidad el valor de la depreciación del crudo y los inventarios, con unas pérdidas que han derivado en otros ajustes: laborales, de inversión y del dividendo.
El Ebitda ajustado del área de exploración y producción pasó de 216 millones en el primer trimestre de 2020 a 165 millones en el del año pasado. Lo que no pudo compensar el ligero mejor margen de refino (4,8 dólares/barril) ni el Ebitda ajustado de marketing y química, que subió un 33%, respectivamente.