La lucha contra el Covid-19, un reto histórico para el sector farmacéutico
La emergencia sanitaria ha obligado a a las autoridades sanitarias y a los laboratorios a agilizar el proceso de investigación y comercialización de los fármacos
El hallazgo de una vacuna o de un tratamiento médico efectivo constituye la clave para ganar la batalla sanitaria contra el Covid-19, que ha provocado en tiempo record tres millones de contagios y 200.000 muertes en todo el mundo, ha forzado a la población mundial a un confinamiento inédito y ha desencadenado una grave recesión económica. Las compañías farmacéuticas están liderando la carrera contra reloj para encontrar un freno a la epidemia y, según datos de la OMS, ya hay 89 proyectos de I+D en marcha para obtener una vacuna, cuyos primeros resultados no estarán disponibles, como pronto, antes de final de año. En ese contexto, la farmacéutica estadounidense Gilead Sciences anunció ayer que su fármaco antiviral experimental, remdesivir, ha alcanzado los principales objetivos de un ensayo con pacientes infectados con el coronavirus. La compañía ha revalorizado sus acciones desde principios de año en más de un 20%.
La magnitud de la pandemia de Covid-19 supone un reto histórico para el sector farmacéutico. Al igual que en el caso de Gilead, las empresas que están avanzando en la búsqueda de una terapia o una vacuna están siendo premiadas por el mercado, pese a asumir también el alto riesgo de error, pasos atrás y ensayos fallidos propios de este tipo de actividad. La gravedad de la epidemia global, que hace urgente acortar los plazos habituales de investigación, y su extensión, que hará necesario fabricar el producto a escala masiva, han obligado a adoptar una estrategia específica tanto a las autoridades sanitarias como a los laboratorios. Aunque el proceso de investigación, estudio y aprobación oficial de un medicamento requiere de media una década en el caso de los fármacos y siete años en el de las vacunas, ese espacio temporal se está intentando acortar a 12-18 meses siempre que no perjudique la seguridad. Algunos laboratorios ya han anunciado que comenzarán a fabricar vacunas por su cuenta y riesgo, es decir, antes de conocer si los resultados son positivos y a la espera de obtener la autorización de comercialización. En cuanto al proceso de fabricación, los acuerdos y la participación de los cuatro grandes laboratorios que controlan el 90% del mercado de vacunas – GSK, MSD, Sanofi y Pfizer–, será claves para satisfacer la enorme demanda.
La patronal internacional Farmaindustria se ha comprometido a facilitar un acceso equitativo a la vacuna, con un coste asequible y sin ánimo de lucro, mediante una alianza global sellada con la OMS, los Gobiernos y las ONG. En el caso de Europa, urge que la UE y la Agencia Europea del Medicamento lleguen a un acuerdo transparente y coordinado con la OMS y el resto de países con el fin de garantizar un reparto en la población que no excluya ni a los más frágiles ni a los menos favorecidos.
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