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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El valor seguro de las farmacéuticas y equipo hospitalario en la inversión

Tras esta crisis sanitaria, al valor de refugio se unirá una expectativa de crecimiento más intensa que la mostrada hasta ahora

CINCO DÍAS

La inversión en compañías farmacéuticas siempre ha sido una apuesta tan segura como tirar a parado. Tanto, que ahora que las Bolsas se han desplomado en todo el mundo más del 30%, estas compañías conservan prácticamente el valor del día que comenzó el tsunami financiero. Aunque esta circunstancia les haya restado atractivo y potencial de revalorización respecto a las que han sufrido severos castigos en el precio de las acciones, conservan los fundamentos para seguir siendo una apuesta a considerar siempre, y sobre todo, para aquellos inversores a los que les gustan los valores seguros.

El componente conservador que tradicionalmente han tenido estas empresas se debe a que las oscilaciones en su negocio han sido tan pequeñas, y siempre al alza, que se han convertido en depósitos seguros para el dinero, así como por tratarse de un gasto recurrente al que prácticamente nadie con recursos es capaz de abstraerse. Pero ahora, tras esta crisis sanitaria, al valor de refugio se unirá una expectativa de crecimiento más intensa que la mostrada hasta ahora. En primer lugar, porque las sociedades de todo el planeta incrementarán sus gastos en sanidad, tanto como mecanismo preventivo como para disponer de un equipamiento hospitalario y de asistencia primaria que hasta ahora no tenían o que se ha demostrado insuficiente ante situaciones de estrés. Las compañías especializadas en pruebas diagnósticas, las farmacéuticas y las tecnológicas con divisiones de equipamiento hospitalario tendrán que hacer frente a un incremento de la demanda desconocido hasta el momento. Por ello, deberán incrementar la investigación y la inversión, pero en la seguridad de que proporcionará unos retornos razonables.

El gasto sanitario ha crecido siempre en paralelo a la riqueza de las naciones y, por tanto, no hay razones para pensar que se va a estancar ahora, cuando la onda expansiva de la riqueza generada por la globalización alcanza a más pueblos, y cuando una muy buena parte de ellos han entrado en unos niveles de envejecimiento que ameritan esfuerzos adicionales en las políticas sanitarias. No es descabellado pensar, por tanto, que el negocio agregado de la medicina, de la salud, avanzará a un ritmo más acelerado que el de la riqueza mundial, y que las compañías farmacéuticas y de equipamiento hospitalario serán las primeras beneficiadas de ello.

Los inversores que apuesten por este negocio supuestamente aburrido por su conservadurismo tendrán la certeza de que seguirán disponiendo de jugosos dividendos, además de la seguridad que proporciona el alto nivel de las barreras de entrada que existe en una actividad con largos y costosos procesos de investigación dominada por gigantes multinacionales.

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