Rusia y Arabia Saudí pactan recortar la producción de petróleo en 10 millones de barriles al día
El Brent cierra con caídas pese a que se trata de una reducción récord
Fumata blanca entre Rusia y Arabia Saudí. Ambos países han conseguido acercar posturas durante la cumbre de la OPEP+ celebrada este jueves y, como resultado, han acordado recortar la producción de crudo.
A última hora de la noche, la organización emitió un comunicado en el que finalmente fijaban un recorte de 10 millones de barriles diarios que empezará el próximo 1 de mayo y que estará vigente durante dos meses. Según el comunicado, una vez transcurrido ese plazo, el recorte se irá suavizando. En concreto, se rebajará a 8 millones de barriles por día desde agosto hasta diciembre y pasará a 6 millones de barriles entre enero de 2021 y abril de 2022.
A pesar de que a medida que pasaban las horas el acuerdo iba tomando forma, el precio del barril Brent para entrega en junio ha caído este jueves un 3,75% hasta 31,6 dólares poniendo fin a su racha de recientes ganancias. Y es que, pese a tratarse de un recorte récord en la extracción de oro negro, el mercado esperaba más ante el fuerte desplome de la demanda que está causando el coronavirus.
En el caso de EE UU, la demanda ha caído a 14,4 millones de barriles por día, el nivel más bajo en una serie de datos que arranca en 1990, y más del 30% por debajo de los niveles anteriores a la crisis. En India, tercer mayor consumidor del mundo, la demanda cayó casi un 18% en marzo, a pesar de que el país entró en bloqueo el dia 25. Normalmente el mundo usa unos 100 millones de barriles al día, pero algunos comerciantes creen que está consumiendo solo 65 millones, o incluso menos.
El barril ha sufrido continuos vaivenes en las últimas semanas, provocados en su mayoría por la actual pandemia de la Covid-19 y sus efectos en la drástica reducción de la demanda, además de haber estado influido por la guerra de precios iniciada por Arabia Saudí, que lo llevó a mínimo en 20 años.
El encuentro busca sacar al mercado del colapso provocado por el hundimiento de la demanda ligado al Covid-19 y por el aumento de producción de Arabia Saudí. Los mercados esperaban un pacto para retirar del mercado entre 10 y 15 millones de barriles diarios, es decir, entre el 10% y el 15% de la producción mundial media del año pasado. En el transcurso de la cumbre, llegó a barajarse incluso una reducción de 20 millones de barriles.
Moscú ha señalado ya su disposición a recortar su producción de crudo en 1,6 millones de barriles al día, o aproximadamente el 15% del total, según informan medios rusos. "Sí, estamos listos para reducirla en 1,6 millones de barriles al día. Lo confirmo", señaló al grupo RBK también un representante del Ministerio de Energía. En esta misma linea, Arabia Saudí, por su parte, estaría dispuesta a recortar producción en cuatro millones de barriles diarios sobre el récord de 12,3 alcanzado este mes. Aunque la reducción, del 33%, es superior a la de Rusia, dejaría la producción en 8,3 millones de barriles diarios, lo que supone un recorte del 15% sobre los niveles previos al desencuentro con Moscú.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, también dijo este jueves en su rueda de prensa diaria: "Todas las valoraciones estratégicas ahora, antes de la teleconferencia, son inoportunas, por eso vamos a esperar sus resultados". Según dijeron esta semana a TASS dos fuentes, los ministros negociarán un recorte a partir de mayo y hasta al menos finales de julio.
Moscú y Riad entraron en marzo en una guerra petrolera con pocos precedentes, al rechazar Moscú la pretensión saudí de pactar un recorte de producción ante la pandemia del coronavirus. La respuesta de Riad fue disparar la producción para presionar a Rusia, un exceso de oferta que llevó el Brent al entorno de los 20 dólares y rompiendo, así, los acuerdos de la OPEP+ (alianza de la OPEP con otros productores como Rusia).
Rusia argumentó en ese momento que no estaba dispuesta a seguir sacrificando la producción de sus empresas para apuntalar los precios, mientras que EE UU se beneficia de los recortes sin participar en ellos. Las órdenes de confinamiento que penden sobre casi la mitad de la población mundial han provocado un hundimiento sin precedentes en la demanda, mientras Moscú y Riad pugnan por el dominio de este menguante mercado.
Moscú, no obstante, sigue insistiendo en que EE UU, cuya producción no convencional se ha disparado en los últimos años, tome medidas para controlar el bombeo, más allá del impacto que los bajos precios ejercen sobre unos sistemas de extracción más caros. Donald Trump, mientras tanto, ha ejercido una enorme presión diplomática sobre Rusia y Arabia Saudita, al tiempo que dice que el recorte de Estados Unidos se producirá "automáticamente".
"Creo que lo arreglarán... se han hecho muchos progresos durante la semana pasada", dijo Trump en una reunión informativa en la Casa Blanca el miércoles. "Tenemos una industria energética poderosa, la número uno del mundo, y no quiero que se pierdan esos trabajos".
Arabia Saudita es uno de los pocos países del mundo que puede presumir de una producción de petróleo rentable en el entorno actual. Pero la economía del reino también está en riesgo, ya que Riad necesita precios del crudo mucho más altos para financiar su presupuesto, al igual que Rusia.
Moscú no se ha retractado de esa opinión, pero su aparente movimiento hacia un acuerdo después de días de intensas negociaciones coincidió con datos que ilustran la disminución de la demanda. Rusia no tiene capacidad de almacenamiento para seguir bombeando crudo si nadie lo compra
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