El Gobierno debe abordar el deshielo de forma coordinada y eficaz
Urge un plan estratégico claro y eficaz en el que no existan contradicciones ni anuncios de última hora y que recabe de forma leal todos los apoyos
El encuentro celebrado ayer con empresarios y sindicatos, con el que el Gobierno pretendía aplacar el malestar del tejido empresarial tras el último parón decretado hace una semana sobre la actividad, ha terminado con la noticia no oficial –confirmada únicamente por los asistentes al encuentro– de que la industria y la construcción reiniciarán su actividad el próximo lunes. Después de anunciar el pasado fin de semana la prórroga del estado de alarma y el final de la vigencia del permiso retribuido recuperable, el Ejecutivo ha comunicado a empresarios y sindicatos que el deshielo se llevará a cabo de forma escalonada y con mayores exigencias de protección sanitaria para los trabajadores, pero no ha dado más detalles sobre cómo se organizará el nuevo escenario. La reunión se organizó precisamente para aclarar, antes del Consejo de Ministros de hoy, en qué términos y de qué forma se llevará a cabo la reactivación, después de que ningún ministerio de los afectados confirmase horas antes de forma clara que las actividades paralizadas el pasado día 30 se reactivarían la próxima semana.
Además de confirmar la fecha del deshielo, el Gobierno se ha comprometido a suministrar material de protección sanitaria a las empresas, como mascarillas y guantes, pero no ha dado respuesta a interrogantes de importancia, como por ejemplo cómo se organizará la movilidad que exige la reactivación de la actividad. La falta de una información completa y detallada que cubra y especifique todos los detalles necesarios a solo una semana del deshielo vuelve a evidenciar una preocupante falta de previsión y de estrategia por parte del Ejecutivo en la gestión de esta crisis.
El horizonte que afrontan la sociedad y la economía españolas en este momento está plagado de incertidumbres, como corresponde a una emergencia sanitaria sin precedentes y a una paralización económica igualmente inédita. Ambos frentes dejarán serias heridas al país, primero por la pérdida de un dramático número vidas humanas, pero también por la abultada factura económica que está provocando la lucha contra la pandemia. La patronal de las constructoras y concesionarias de infraestructuras (Seopan) calcula que la hibernación de la economía está afectando a 1,8 millones de trabajadores de la construcción mientras la patronal de la reforma prevé que si el estado de alarma dura dos meses provocará unas pérdidas de 3.000 millones de euros. Se trata de un escenario gravísimo que exige un plan estratégico claro y eficaz, en el que no existan contradicciones ni anuncios de última hora y que recabe de forma leal el respaldo de todos los Gobiernos autonómicos, agentes sociales y partidos políticos.