El jefe suplente de HSBC, Noel Quinn, se gana la titularidad
Accede al puesto tras siete meses de interinidad con múltiples frentes agravados por el virus
Un canterano sin mucho nombre se ha quedado con el puesto de titular en HSBC. El veterano en la entidad Noel Quinn (Birmingham, Inglaterra, 1961) es desde hace unos días consejero delegado permanente del mayor banco de Europa, después de más de un semestre al frente como CEO interino.
Lo cierto es que, durante ese mandato temporal, el banco ha buscado alternativas, como Jean Pierre Mustier, jefe de UniCredit, o Ralph Hamers, nuevo jefe de UBS procedente de ING. También tanteó a James Forese (que entrará en el consejo en mayo) y Stephen Bird, ambos ex de Citigroup. Pero Quinn ha conseguido aferrarse al puesto, con su apuesta enérgica por las reformas que su predecesor, John Flint (otro histórico del prestamista), no ejecutó en el año y medio que duró en el cargo. Ahora, Quinn ha sido elegido por unanimidad del consejo y tiene el visto bueno de los reguladores.
Era CEO interino y consejero del grupo desde agosto, pero no se ha quedado quieto: ha revisado las filas de los altos ejecutivos, colocado nuevos jefes de riesgo y de banca de inversión, y en febrero, presentó importantes recortes de costes para elevar el retorno sobre el capital tangible hasta el 10%-12% en 2022 (desde el 8,4% del año pasado),
Está casado y tiene tres hijos ya adultos; le encanta jugar al golf y pasear (cuando está permitido) por los alrededores de la casa familiar, en Surrey (a una hora de Londres). Es seguidor del Aston Villa de fútbol, y de Inglaterra en los torneos de selecciones, salvo cuando juega Irlanda (de donde procede su familia). Le encanta Peaky Blinders, serie de televisión sobre una banda de gánsteres de su ciudad natal.
De carácter jovial, a veces directo, tiene una buena cantidad de acólitos, tanto en la empresa como entre los clientes de la banca comercial, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera. Eso contrasta con su predecesor, más cerebral e introvertido. Allan Zeman, promotor inmobiliario de Hong Kong y cliente de HSBC, decía en el FT en octubre que Quinn parecía más apto para llevarse bien con Mark Tucker, presidente del banco, que Flint.
Quinn ganará más o menos lo mismo que él. Su salario base será de 1,27 millones de libras (1,45 millones de euros) anuales, más otros 1,7 (1,9) millones en asignaciones fijas, así como un plan de pensiones del 10% de su salario base. Puede conseguir un bonus de hasta 2,7 (3,1) millones.
Iba para contable
Muchos banqueros de HSBC estudiaron en Oxford o Cambridge, pero Quinn se licenció en Contabilidad en 1987 por la más modesta Politécnica de Birmingham, de carácter público, y en la que estudió el bajista John Taylor, fundador de la banda de música Duran Duran.
El primer trabajo del CEO de HSBC fue cavar agujeros en una obra; tras hacer una beca en la auditora y consultora Grant Thornton, estaba a punto de marchar a Canadá para seguir trabajando como contable, cuando un cazatalentos le aconsejó optar por la banca.
Así que probó suerte en Forward Trust Group, filial de servicios de financiación a plazos, leasing y factoring de Midland Bank, uno de los cuatro grandes bancos británicos del siglo XX. En 1992, HSBC adquirió Midland Bank, con lo que Quinn entró en el gigante bancario. Allí dirigió las adquisiciones de Swan National Motor Finance (leasing de vehículos) y Eversholt Leasing Ltd (leasing de vagones ferroviarios) y se convirtió a su vez en director general de ambos negocios.
Desde entonces, en HSBC ha ocupado puestos como el de director de finanzas especializadas y de capital, director del grupo de estrategia y desarrollo en servicios aseguradores para Norteamérica, director de finanzas comerciales para Europa y director de banca comercial en el Reino Unido (2008-11).
Quinn labró su prestigio precisamente en ese ámbito, el de la banca comercial, que aporta el 33% de los beneficios del grupo. En 2011 fue nombrado jefe regional de esa especialidad para Asia-Pacífico, con sede en Hong Kong. Pasó a ser consejero delegado de banca comercial global en 2015 y se convirtió en director general del grupo un año después.
Siete meses intensos
Durante su mandato interino, Quinn tuvo que enfrentarse con los disturbios anti-China de Hong Kong, su principal mercado, así como con la guerra comercial entre Washington y Pekín, que habían colocado ya la excolonia británica en recesión técnica, antes de la crisis vírica.
El Covid-19 se ha sumado al entorno de tipos ultrabajos (que a su vez han bajado aún más por el virus) y a la incertidumbre por el Brexit (el banco tiene su sede en el Reino Unido). El virus podría, a largo plazo, reducir los ingresos e incrementar la morosidad por los efectos en las cadenas de suministro, reconoció Quinn en la presentación de resultados de febrero, cuando la pandemia aún solo se había propagado por Asia.
Entonces, HSBC anunció que los beneficios antes de impuestos cayeron un tercio en 2019, y que para recortar costes fusionaría sus unidades de banca privada y gestión de patrimonio, y recortaría en trading en Europa y en sucursales minoristas en EE UU, de modo que su plantilla pase en tres años de 235.000 a 200.000, en parte simplemente a medida que la gente vaya dejando el banco de forma natural.
En lo que va de año, HSBC ha perdido un 33% en Bolsa, que aun así es mejor evolución que la de rivales como Standard Chartered o Citigroup. Su valor de mercado se sitúa en los 80.000 millones de libras (90.000 millones de euros). Quinn ya es titular, pero el partido será muy complicado.
¿Cambio de sede?
Según el Financial Times, HSBC está debatiendo si mudar su sede de Londres a Hong Kong, tras anular su dividendo de 2019 por la presión del Banco de Inglaterra por la crisis del coronavirus (en línea con la recomendación del BCE).
China no está haciendo ese tipo de indicaciones, pero un cambio de sede podría tomarse como una toma de partido en la guerra comercial, señala Reuters.